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Ezequiel 12:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 «Hijo de hombre, vives en medio de un pueblo rebelde. Tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oídos para oír, pero no oyen. ¡Son un pueblo rebelde!

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Biblia Reina Valera 1960

2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Hijo de hombre, tú vives entre rebeldes que tienen ojos pero se niegan a ver; tienen oídos pero se niegan a oír, porque son un pueblo rebelde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Hijo de hombre, tú vives en medio de rebeldes, que tienen ojos para ver pero no ven, oídos para oír y no oyen. Realmente son una banda de rebeldes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven; y tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Hijo de hombre, estás viviendo entre gente rebelde, que tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, pues son gente rebelde.

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Ezequiel 12:2
46 Referans Kwoze  

Con todo, no hicieron caso, sino que fueron tan tercos como lo habían sido sus antepasados, que no confiaron en el Señor su Dios.


Rechazaron los estatutos y mandatos del Señor y el pacto que él había hecho con sus antepasados. Se fueron tras ídolos inútiles, de modo que se volvieron inútiles ellos mismos; y aunque el Señor lo había prohibido, siguieron las costumbres de las naciones vecinas.


¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto y lo entristecieron en los páramos!


Tus gobernantes son rebeldes, cómplices de ladrones; todos aman el soborno y van detrás de las recompensas. No abogan por el huérfano ni se ocupan de la causa de la viuda.


El Señor ha dictado esta sentencia: «Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son míos, que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu, que amontonan pecado sobre pecado,


Porque este es un pueblo rebelde; son hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la Ley del Señor.


Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos, al pueblo sordo, aunque tiene oídos.


No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados y no ven; su corazón está cerrado y no entienden.


Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».


Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo rebelde, que va por mal camino, siguiendo sus propios pensamientos.


La rodean como quien cuida un campo, porque ella se rebeló contra mí», afirma el Señor.


Escucha esto, pueblo necio e insensible, que tiene ojos, pero no ve, que tiene oídos, pero no oye.


Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; me abandonó y se fue.


Con todo, no me obedecieron ni me prestaron atención, sino que se obstinaron y fueron peores que sus antepasados”.


La palabra del Señor vino a mí y me dijo:


Porque yo, el Señor, hablaré y lo que diga se cumplirá sin retraso. Pueblo rebelde, mientras ustedes aún tengan vida, yo cumpliré mi palabra”», afirma el Señor y Dios.


«Pregúntale a este pueblo rebelde si tiene idea de lo que significa todo esto. Diles: “El rey de Babilonia vino a Jerusalén y se llevó a su país al rey de Judá y a sus nobles.


Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han sublevado contra mí hasta el día de hoy.


Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor y Dios: »“Coloca la olla sobre el fuego y échale agua.


¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».


Adviértele a este pueblo rebelde de Israel que así dice el Señor y Dios: “Pueblo de Israel, ¡basta ya de tus abominaciones!


para que »“por mucho que vean, no perciban; por mucho que oigan, no entiendan; no sea que se conviertan y sean perdonados”.


Jesús respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que »“aunque miren, no vean; aunque oigan, no entiendan”.


«Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón ni se arrepientan; y yo los sane».


Sin embargo, la mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo al leer el antiguo pacto. El velo no les ha sido quitado, porque solo se quita en Cristo.


A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de sus corazones, estos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios.


Con sus propios ojos vieron aquellas grandes pruebas, señales y maravillas.


Pero hasta este día el Señor no les ha dado mente para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.


pues sé cuán tercos y rebeldes son. Si fueron rebeldes contra el Señor mientras viví con ustedes, ¡cuánto más lo serán después de mi muerte!


¡Desde que los conozco han sido rebeldes al Señor!


Recuerda esto y nunca olvides cómo provocaste la ira del Señor tu Dios en el desierto. Desde el día en que saliste de Egipto hasta tu llegada aquí, has sido rebelde contra el Señor.


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