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Ezequiel 11:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 El Espíritu del Señor vino sobre mí y me ordenó proclamar: «Así dice el Señor: “Ustedes, pueblo de Israel, han dicho esto y yo conozco sus pensamientos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces vino sobre mí el Espíritu del Señor, y me ordenó que dijera: «Esto dice el Señor a los habitantes de Israel: “Yo sé lo que ustedes hablan, porque conozco cada pensamiento que les viene a la mente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 En ese momento cayó sobre mí el espíritu de Yavé. Me dijo: 'Transmíteles esta palabra de Yavé: Sé lo que tienen en su cabeza, casa de Israel, sé lo que dicen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el Espíritu de YHVH vino sobre mí, y me dijo: Habla: Así dice YHVH: Oh casa de Israel, habláis así, pero Yo sé las cosas que surgen en vuestra mente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Me invadió entonces el espíritu de Yahveh y me dijo: 'Di: así dice el Señor Yahveh: eso habéis dicho vosotros, casa de Israel; pero lo que se os viene al pensamiento yo bien lo sé.

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Ezequiel 11:5
33 Referans Kwoze  

»Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón y con buena disposición, pues el Señor escudriña todo corazón y discierne todo pensamiento. Si lo buscas, te permitirá que lo encuentres; si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Has hecho todo esto y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte.


Dios justo que examinas la mente y el corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo.


Ustedes dicen: «Hemos hecho un convenio con la muerte; hemos hecho una alianza con el sepulcro. Cuando venga una calamidad abrumadora, no nos podrá alcanzar, porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio y del engaño nuestro escondite».


«¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.


Pero tú, Señor de los Ejércitos, que juzgas con justicia, que pruebas la mente y el corazón, ¡déjame ver cómo te vengas de ellos, porque en tus manos he puesto mi causa!


Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.


«Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras».


Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y pude oír al que me hablaba.


Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras.


»”Jamás sucederá lo que ustedes tienen en mente: ‘Queremos ser como las otras naciones, como los pueblos del mundo, que adoran al palo y a la piedra’.


«Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor y Dios: »“Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: ‘Yo soy un dios. Me encuentro en el corazón de los mares sentado en el trono de un dios’. ¡Pero tú eres un simple mortal, no un dios, aunque crees ser tan sabio como un dios!


Adviértele que así dice el Señor y Dios: »“Yo estoy contra ti, faraón, rey de Egipto, gran monstruo que yaces en el cauce de tus arroyos, que dices: ‘El Nilo es mío, es mi creación’.


Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor y Dios”».


Entonces el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa.


Pero cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice el Señor y Dios”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.


En el día quinto del mes sexto del año sexto, yo estaba sentado en mi casa, junto con los ancianos de Judá. De pronto, el Señor puso su mano sobre mí.


En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. —¿Por qué razonan así? —dijo—.


Por tercera vez Jesús preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —dijo Jesús—.


Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje.


»Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


También la lengua es un fuego, un mundo de maldad entre nuestros órganos. Contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende fuego a todo el curso de la vida.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras.


En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas salió a su encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien comenzó a profetizar con ellos.


Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona.


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