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Eclesiastés 12:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Conclusión del discurso: todo ha sido dicho. Teme a Dios y observa sus mandamientos: allí está todo para el hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 La conclusión de todo discurso oído, es: Teme a Ha-’Elohim, y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Fin del discurso. Una vez oído todo, teme a Dios y guarda sus mandamientos: eso es lo que al hombre corresponde.

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Eclesiastés 12:13
27 Referans Kwoze  

—No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño —dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.


Cumple las órdenes del Señor tu Dios; sigue sus caminos y cumple sus estatutos, mandamientos, ordenanzas y mandatos, los cuales están escritos en la Ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas,


Y dijo a los mortales: «Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! Apartarse del mal: ¡eso es inteligencia!».


El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!


Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva.


el Señor se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor.


El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.


El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas.


No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien, muéstrate siempre celoso en el temor del Señor.


Quise luego hacer la prueba de entregarme al vino —si bien mi mente estaba bajo el control de la sabiduría—, y de aferrarme a la necedad, hasta ver qué de bueno le encuentra el hombre a lo que hace bajo el cielo durante los contados días de su vida.


Sé, además, que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre, que no hay nada que añadirle ni quitarle y que Dios lo hizo así para que se le tema.


En medio de tantos sueños de vanidad y palabrerías, muestra temor a Dios.


En realidad, ¿quién sabe qué le conviene a una persona en esta breve y vana vida suya por donde pasa como una sombra? ¿Y quién puede decirle lo que sucederá bajo el sol después de su muerte?


Bueno es agarrar esto sin soltar aquello. Quien teme a Dios evitará los extremos.


El pecador puede hacer lo malo cien veces y vivir muchos años; pero sé también que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia.


El que acata sus órdenes no sufrirá daño alguno. El corazón sabio sabe cuándo y cómo acatarlas.


¡Él te ha mostrado, oh mortal, lo que es bueno! ¿Y qué es lo que espera de ti el Señor?: Practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente ante tu Dios.


De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen.


Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma,


Teman al Señor su Dios y sírvanle. Aférrense a él y juren solo por su nombre.


El día que ustedes estuvieron ante el Señor su Dios en Horeb, él me dijo: «Convoca al pueblo para que se presente ante mí y oiga mis palabras, para que aprenda a temerme todo el tiempo que viva en la tierra y para que enseñe esto mismo a sus hijos».


No añadan ni quiten palabra alguna a esto que yo les ordeno. Más bien, cumplan los mandamientos del Señor su Dios.


De esta manera, durante toda la vida, tú, tus hijos y tus nietos temerán al Señor tu Dios, cumpliendo todos los estatutos y mandamientos que te doy; así disfrutarán de larga vida.


Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.


Y del trono salió una voz que decía: «¡Alaben ustedes a nuestro Dios, todos sus siervos, grandes y pequeños, quienes con reverente temor le sirven!».


Pero los exhorto a temer al Señor y a servirle fielmente y de todo corazón, recordando los grandes beneficios que él ha hecho en favor de ustedes.


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