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Deuteronomio 4:39 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

39 Reconozcan y consideren seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 »Entonces recuerda lo siguiente y tenlo siempre presente: el Señor es Dios en los cielos y en la tierra, y no hay otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Por tanto, reconoce ahora y trata de convencerte de que Yavé es el único Dios del cielo y de la tierra, y que no hay otro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Por tanto, reconoce hoy, y reflexiona en tu corazón que YHVH es ’Elohim arriba en los cielos y abajo en la tierra, y que no hay otro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Tú debes saber hoy, por lo tanto, y recordarlo en tu corazón, que Yahveh es el único Dios en lo alto del cielo y aquí abajo en la tierra, y que no existe ningún otro.

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Deuteronomio 4:39
24 Referans Kwoze  

»¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.


»Señor, nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.


»Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón y con buena disposición, pues el Señor escudriña todo corazón y discierne todo pensamiento. Si lo buscas, te permitirá que lo encuentres; si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino y estás por encima de todo.


y dijo: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!


Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.


Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer todo cuanto quiere.


El Señor hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos sus abismos.


—Mañana mismo —contestó el faraón. —Así se hará —respondió Moisés—, para que reconozcas que no hay ninguno como el Señor nuestro Dios.


El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no comprende!».


«Ustedes son mis testigos», afirma el Señor, «y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios ni habrá ninguno después de mí.


No tiemblen ni se asusten. ¿Acaso no lo anuncié y predije hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna”».


En sus banquetes hay arpas, liras, panderos, flautas y vino; pero no se fijan en los hechos del Señor ni tienen en cuenta las obras de sus manos.


Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.


No consideran en sus corazones que yo recuerdo todas sus maldades. Sus malas acciones los tienen cercados, siempre las tengo presentes.


De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no tiene ningún valor en este mundo y que hay un solo Dios.


para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.


Solo el Señor lo guiaba; ningún dios extraño iba con él.


¡Si tan solo fueran sabios, entendieran esto y comprendieran cuál será su fin!


A ustedes se les ha mostrado todo esto para que sepan que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él.


Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.


Por tanto, reconoce que el Señor tu Dios es el único Dios, el Dios fiel, que cumple su pacto por mil generaciones y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos,


Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor su Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra.


»Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!


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