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Deuteronomio 32:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 ¿Y así pagas al Señor, pueblo tonto y sin sabiduría? ¿Acaso no es tu Padre, tu Creador, el que te hizo y te formó?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¿Es así como le pagas al Señor, pueblo necio y sin entendimiento? ¿No es él tu Padre, quien te creó? ¿Acaso no te formó y te estableció?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¿Así pagas a Yavé, pueblo tonto y estúpido? ¿No es él tu Padre, el que te creó, el que te hizo y te estableció?

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ¿Así pagáis a YHVH, Pueblo necio e insensato? ¿No es Él tu Padre que te creó? ¿No te hizo Él y te estableció?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 ¿Así pagas a Yahveh, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre, el que te creó, el que te hizo y te dio consistencia?

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Deuteronomio 32:6
39 Referans Kwoze  

Estableciste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre y para que tú, Señor, fueras su Dios.


»Tú me hiciste con tus propias manos; tú me diste forma. ¿Vas ahora a cambiar de parecer y a ponerle fin a mi vida?


Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.


¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado?


Que se alegre Israel por su Hacedor; que se regocijen los hijos de Sión por su Rey.


Recuerda, Señor, que tu enemigo te insulta y que un pueblo insensato ofende tu nombre.


Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.


¡Vengan, postrémonos reverentes! Doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor!


pues caerá sobre ellos pavor y espanto. Por tu gran poder, Señor, quedarán mudos como piedras hasta que haya pasado tu pueblo, el pueblo que adquiriste para ti.


Entonces tú le dirás al faraón que esto dice el Señor: “Israel es mi primogénito.


¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! Porque el Señor ha hablado: «Yo crie hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí.


Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque este es un pueblo sin entendimiento; por eso su Hacedor no le tiene compasión ni de él se apiada quien lo formó.


Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.


Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé”».


Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: “No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido,


Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, Señor, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!


A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano.


«Mi pueblo es necio, no me conoce; son hijos insensatos que no tienen entendimiento. Son hábiles para hacer el mal; no saben hacer el bien».


Escucha esto, pueblo necio e insensible, que tiene ojos, pero no ve, que tiene oídos, pero no oye.


Llegan los dolores de parto, pero él es una criatura necia: cuando llega la hora del parto, no se acomoda para salir.


»El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy tu padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor de los Ejércitos, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre. »Y encima preguntan: “¿En qué hemos despreciado tu nombre?”.


Las obras de ustedes son como las de su padre. —Nosotros no somos hijos ilegítimos —le reclamaron—. Un solo Padre tenemos y es Dios mismo.


Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.


Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!».


fueron comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen con su cuerpo a Dios.


Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús,


Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!».


y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo».


Eres hijo del Señor tu Dios. No te hagas cortes en la piel ni te rapes la cabeza en honor de un muerto,


Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca de su salvación.


¡Despreciaste a la Roca que te engendró! ¡Olvidaste al Dios que te dio vida!


Como nación, han perdido el juicio; carecen de discernimiento.


En el pueblo hubo falsos profetas. También entre ustedes habrá falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Soberano Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción.


¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente, porque no lo conoció a él.


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