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Deuteronomio 32:36 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

36 El Señor defenderá a su pueblo cuando lo vea sin fuerzas; tendrá compasión de sus siervos cuando ya no queden ni esclavos ni libres.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

36 Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 »Sin duda, el Señor hará justicia a su pueblo y cambiará de parecer acerca de sus siervos, cuando vea que ya no tienen fuerzas y no queda nadie allí, ni siervo ni libre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Porque Yavé hará justicia a su pueblo y se apiadará de sus siervos, cuando vea que su fuerza se agota, que no queda ya ni hombre libre ni esclavo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Porque YHVH vindicará a su pueblo, Y tendrá compasión de sus siervos. Cuando vea que sus manos flaquean, Y que ya no existe ni esclavo ni liberto,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Cuando Yahveh haga justicia a su pueblo y tenga piedad de sus siervos; cuando vea que les faltan las fuerzas y que no hay ya ni esclavo ni libre,

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Deuteronomio 32:36
24 Referans Kwoze  

»”Por eso voy a enviarle una desgracia a la familia de Jeroboán. De sus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre. Barreré la descendencia de Jeroboán como se barre el estiércol, hasta no dejar rastro.


Y él ahora te dice: “Voy a enviarte una desgracia. Acabaré contigo y entre tus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre.


Porque el Señor había visto que todos los habitantes de Israel, esclavos o libres, sufrían amargamente y no había nadie que los ayudara.


Toda la familia de Acab perecerá, pues de sus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre.


Dios se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.


Ciertamente el Señor juzgará a su pueblo y de sus siervos tendrá compasión.


Dios convoca a los altos cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo:


¡El Señor juzgará a los pueblos! Júzgame, Señor, conforme a mi justicia; págame conforme a mi integridad.


¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros? ¡Compadécete ya de tus siervos!


¡Canten delante del Señor porque ya viene! ¡Ya viene a juzgar la tierra! Y juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con fidelidad.


Entonces el Señor se calmó y desistió de hacer a su pueblo el daño que había sentenciado.


Pero el Señor está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados. Eterna será su deshonra; jamás será olvidada.


¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es el niño en quien me deleito? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión», afirma el Señor.


“Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré, porque me duele haberles causado esa calamidad.


»Y oí al hombre vestido de tela de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual levantó las manos al cielo y juró por el que vive para siempre: “Faltan un tiempo, tiempos y medio tiempo. Todo esto se cumplirá, cuando termine la destrucción del pueblo santo”.


Tal vez Dios reconsidere y cambie de parecer, y deje tras de sí una bendición. Las ofrendas de cereales y las ofrendas líquidas son del Señor su Dios.


Entonces el Señor se llenó de celos por su tierra y mostró piedad a su pueblo.


Al abandonar ellos la tierra, esta disfrutará de sus sábados mientras permanezca deshabitada. Pero tendrán que reconocer sus pecados, por cuanto rechazaron mis leyes y aborrecieron mis estatutos.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto no va a suceder.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto tampoco va a suceder.


Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo pagaré»; y también: «El Señor juzgará a su pueblo».


Cada vez que el Señor levantaba entre ellos un líder, el Señor estaba con él. Mientras ese líder vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.


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