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Deuteronomio 32:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 Enviaré a que los consuman el hambre, la pestilencia nauseabunda y la plaga mortal. Lanzaré contra ellos los colmillos de las fieras y el veneno de las víboras que se arrastran por el polvo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente Y de peste amarga; Diente de fieras enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpientes de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los debilitaré con hambre, alta fiebre y enfermedades mortales. Les enviaré los colmillos de bestias salvajes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Los consumirán el hambre, la peste y las fiebres mortales. Dientes de fiera mandaré contra ellos, y el veneno de los reptiles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Andarán macilentos por el hambre, Consumidos por la fiebre, Y pestilencias malignas, Les enviaré colmillos de fieras, Y veneno de las que reptan por el polvo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Cuando estén extenuados por el hambre, devorados por la fiebre y por la pestilencia mortífera, mandaré contra ellos dientes de fieras y veneno de reptantes por el polvo.

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Deuteronomio 32:24
24 Referans Kwoze  

Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.


Al ver que el establo era bueno y que la tierra era agradable, agachó el hombro para llevar la carga y se sometió a la esclavitud.


Chupará veneno de serpientes; la lengua de un áspid lo matará.


¡Puntiagudas flechas de guerrero, con ardientes brasas de retama!


ni la plaga que acecha en las sombras ni la peste que destruye a mediodía.


El lobo y el cordero pacerán juntos; el león comerá paja como el buey y la serpiente se alimentará de polvo. En todo mi monte santo no habrá quien haga daño ni destruya», dice el Señor.


Si salgo al campo, veo los cuerpos de los muertos a filo de espada; si entro en la ciudad, veo los estragos que el hambre ha producido. Tanto el profeta como el sacerdote andan errantes en la tierra sin comprender nada”».


»Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el Señor—, la espada para matar, los perros para destrozar, las aves del cielo para devorar y las bestias de la tierra para destruir.


«Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra».


«¡Miren! Estoy lanzando contra ustedes serpientes venenosas que los morderán, y contra ellas no hay encantamiento», afirma el Señor.


La piel nos arde como un horno; de hambre nos da fiebre.


»Y, si por todo el país yo mandara bestias feroces que lo arrasaran y lo convirtieran en desierto desolado, de modo que por temor a las fieras nadie se atreviera a pasar,


»Así dice el Señor y Dios: ¡Peor será cuando mande contra Jerusalén mis cuatro castigos fatales: la espada, el hambre, las bestias feroces y la plaga! Con ellas arrasaré a sus habitantes y a sus animales.


Por si fuera poco, lanzaré contra ti animales salvajes que te dejarán sin hijos. Te verás abrumado por las plagas y por el derramamiento de sangre, pues haré que caigas a filo de espada. Yo, el Señor, lo he dicho».


Lanzaré sobre ustedes fieras salvajes que arrebatarán sus hijos y destruirán su ganado. De tal manera los diezmarán que sus caminos quedarán desiertos.


Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé. Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda.


Lamerán el polvo como serpientes, como los reptiles de la tierra. Saldrán temblando de sus escondrijos y, temerosos ante tu presencia, se volverán a ti, Señor y Dios nuestro.


Una plaga mortal lo precede y una epidemia sigue sus pasos.


El Señor te castigará con epidemias mortales, fiebres malignas e inflamaciones, con calor sofocante y sequía, y con plagas y pestes sobre tus cultivos. Te hostigará hasta que perezcas.


Por eso sufrirás hambre y sed, desnudez y pobreza extrema, y serás esclavo de los enemigos que el Señor enviará contra ti. Ellos te pondrán un yugo de hierro sobre el cuello y te destruirán por completo.


Tal será tu sufrimiento durante el sitio de la ciudad que acabarás comiéndote el fruto de tu vientre, ¡la carne misma de los hijos y las hijas que el Señor tu Dios te ha dado!


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