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Deuteronomio 32:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

15 Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca de su salvación.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 »Pero Israel pronto engordó y se volvió rebelde; ¡el pueblo aumentó de peso, se puso gordo y relleno! Entonces abandonó a Dios, quien lo había creado; se burló de la Roca de su salvación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Comió el Regalón y se sació, engordó Israel y dio coces, rechazó a Dios, que lo formó, despreció a su Roca, que lo salvó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Pero engordó Jesurún° y tiró coces (Engordaste, te cebaste y te pusiste rollizo), Y abandonó al Dios que lo había hecho, Menospreció la Roca de su salvación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Yesurún engorda y cocea. Te pusiste gordo, macizo, cebado. Rechazó al Dios que lo hizo, despreció a la Roca, su salvación.

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Deuteronomio 32:15
41 Referans Kwoze  

»¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca! ¡Exaltado sea Dios, la Roca de mi salvación!


Pero fueron infieles al Dios de sus antepasados, pues se prostituyeron al adorar a los dioses de los pueblos de la región, a los cuales Dios había destruido delante de ellos.


Después de que Roboán consolidó su reino y se afirmó en el trono, él y todo Israel abandonaron la Ley del Señor


Sin embargo, cuando aumentó su poder, Uzías se volvió arrogante, lo cual lo llevó a la desgracia. Se rebeló contra el Señor, Dios de sus antepasados, y se atrevió a entrar en el Templo del Señor para quemar incienso en el altar.


Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se adueñaron de casas repletas de bienes, de cisternas, viñedos y olivares, y de gran cantidad de árboles frutales. Comieron y se hartaron y engordaron; ¡disfrutaron de tu gran bondad!


»Pero fueron desobedientes: se rebelaron contra ti, rechazaron tu Ley, mataron a tus profetas que los exhortaban a volverse a ti; ¡te ofendieron mucho!


»Aunque su rostro esté hinchado de grasa y le sobre carne en la cintura,


Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.


El corazón de ellos es torpe e insensible, pero yo me regocijo en tu Ley.


Han cerrado su insensible corazón y profieren insolencias con su boca.


¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca! ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!


Están que revientan de malicia y hasta se les ven sus malas intenciones.


»Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso.


Él me dirá: “Tú eres mi Padre, mi Dios, la Roca de mi salvación”.


Yo lo haré mi primogénito, el rey supremo de la tierra.


¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos alegres a la Roca de nuestra salvación!


¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, generación de malhechores, hijos corruptos! ¡Han abandonado al Señor! ¡Han despreciado al Santo de Israel! ¡Le han dado la espalda!


Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.


Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: “No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido,


Haz insensible el corazón de este pueblo; endurece sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos y entienda con su corazón, se convierta y sea sanado».


»Pero ustedes, los de esta generación, presten atención a la palabra del Señor: »¿Acaso he sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: “Somos libres, nunca más volveremos a ti”?


¿Acaso una joven se olvida de sus joyas o una novia de su atavío? ¡Pues hace muchísimo tiempo que mi pueblo se olvidó de mí!


Así dice el Señor: «¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras ídolos sin valor y en algo sin valor se convirtieron.


gordos y elegantes. Sus obras de maldad no tienen límite: no hacen justicia al huérfano, para que su causa prospere; ni defienden tampoco el derecho de los menesterosos.


«¿Por qué habré de perdonarte? Tus hijos me han abandonado, han jurado por los que no son dioses. Cuando suplí sus necesidades, ellos cometieron adulterio y en tropel se volcaron a los prostíbulos.


Así cautivaré el corazón de los israelitas que por causa de todos esos ídolos se hayan alejado de mí”.


Les di de comer y quedaron saciados; una vez satisfechos, se volvieron arrogantes y se olvidaron de mí.


Mientras más aumentaban los sacerdotes, más pecaban contra mí; cambiaron a quien es su gloria en algo vergonzoso.


Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón, se arrepentirían y yo los sanaría”.


—¿Quién eres, Señor? —preguntó. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues —contestó la voz—.


El Señor dijo a Moisés: «Tú irás a descansar con tus antepasados y muy pronto esta gente me será infiel con los dioses extraños del territorio al que van a entrar. Me abandonarán y quebrantarán el pacto que hice con ellos.


Cuando yo conduzca a los israelitas a la tierra que juré dar a sus antepasados, tierra donde abundan la leche y la miel, comerán hasta saciarse y engordarán; se irán tras otros dioses y los adorarán, despreciándome y quebrantando mi pacto.


Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo.


¿Y así pagas al Señor, pueblo tonto y sin sabiduría? ¿Acaso no es tu Padre, tu Creador, el que te hizo y te formó?


»No hay nadie como el Dios de Jesurún, que para ayudarte cabalga en los cielos, entre las nubes, con toda su majestad.


Él era rey sobre Jesurún cuando los líderes del pueblo se reunieron, junto con las tribus de Israel.


Una vez más los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor. Adoraron a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté; a los dioses de Aram, Sidón y Moab, y a los de los amonitas y los filisteos. Y, como los israelitas abandonaron al Señor y dejaron de rendirle culto,


¿Por qué, pues, tratan ustedes con tanto desprecio los sacrificios y las ofrendas que yo he ordenado traer a mi santuario? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”.


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