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Deuteronomio 12:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Cuando el Señor tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: «¡Cómo quisiera comer carne!», podrás comer toda la carne que quieras.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 »Cuando el Señor tu Dios expanda tu territorio, tal como lo prometió, y tengas ganas de comer carne, podrás comer carne con libertad cada vez que lo desees.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Cuando Yavé haya ensanchado tus fronteras, como te tiene prometido, y quieras comer carne, podrás hacerlo siempre que quieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Cuando YHVH tu Dios ensanche tus fronteras como te ha prometido, y digas: Voy a comer carne, porque anhelas comer carne, entonces podrás comer toda la carne que desees.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Cuando Yahveh, tu Dios, haya ensanchado tus dominios, como te lo ha dicho, y digas: 'Quisiera comer carne', porque te apetece comer carne, podrás comerla siempre que lo desees.

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Deuteronomio 12:20
24 Referans Kwoze  

Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.


Ahora bien, entiendo que hayas querido irte porque añoras la casa de tu padre, pero ¿por qué me robaste mis dioses?


Y cuando el rey David se consoló por la muerte de Amnón, comenzó a sentir grandes deseos de ver a Absalón.


Como David tenía mucha sed, exclamó: «¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén!».


Jabés rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción». Y Dios le concedió su petición.


Él apaga la sed del sediento y sacia con lo mejor al hambriento.


Yo, Señor, anhelo tu salvación. Tu Ley es mi regocijo.


Se consume mi alma deseando tus leyes en todo tiempo.


¡Cómo anhelo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia!


Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.


Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios vivo.


»Extenderé las fronteras de tu país, desde el mar Rojo hasta el mar Mediterráneo, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Pondré bajo tu dominio a los que habitan allí, y tú los desalojarás.


Yo echaré de tu presencia a las naciones y ensancharé tu territorio. Cuando vengan tres veces al año ante mí, su Señor y Dios, nadie codiciará tu tierra.


sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les provoque náuseas. Y esto por haber despreciado al Señor que está en medio de ustedes y por haber llorado, diciendo: ¿Por qué tuvimos que salir de Egipto?”».


Por eso llamaron a ese lugar Quibrot Hatavá, porque allí fue sepultado el pueblo glotón.


Gente de toda clase se había mezclado con los israelitas. Esa gente solo pensaba en comer. Y también los israelitas volvieron a llorar y dijeron: «¡Quién nos diera carne!


Además, en las oraciones de ellos por ustedes, expresarán el afecto que les tienen por la sobreabundante gracia que ustedes han recibido de Dios.


Todo lugar que toquen sus pies será de ustedes; su territorio se extenderá desde el desierto hasta el monte Líbano y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo.


Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el Señor tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo.


Si queda demasiado lejos el lugar donde el Señor tu Dios decida poner su Nombre, podrás sacrificar animales de tus vacas y ovejas, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras.


Si el Señor tu Dios extiende tu territorio, como se lo juró a tus antepasados, y te da toda la tierra que te prometió,


Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.


Él los extraña mucho a todos y está afligido porque ustedes se enteraron de que estaba enfermo.


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