Daniel 3:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

²⁰ y que algunos de los soldados más fuertes de su ejército ataran a los tres jóvenes y los arrojaran al horno en llamas.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

²⁰ Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁰ Entonces ordenó que algunos de los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego y los arrojaran al horno ardiente.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁰ Luego dio orden a los hombres más forzudos de su ejército que ataran a Sidrac, Misac y Abdénago para echarlos al horno ardiente.

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁰ Y mandó a algunos de los hombres más fornidos de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y los arrojaran al horno en llamas.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁰ y mandó a algunos de los hombres más robustos de su ejército que ataran a Sidrac, Misac y Abdénago y los arrojaran al horno de fuego ardiente.

Daniel 3:20 Referans Kwoze

Daniel 1:7

y a los cuales el oficial en jefe les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.

Daniel 3:15

En cuanto escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, más les vale que se inclinen ante la estatua que he mandado hacer y la adoren. De lo contrario, serán lanzados de inmediato a un horno en llamas. ¿Y qué dios podrá librarlos de mis manos?

Daniel 3:19

Ante la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y cambió su actitud hacia ellos. Mandó entonces que se calentara el horno siete veces más de lo normal,

Daniel 3:21

Fue así como los arrojaron al horno con sus mantos, sandalias, turbantes y todo, es decir, tal y como estaban vestidos.

Hechos 16:23

Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.

Hechos 16:25

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.