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2 Reyes 7:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 Sucedió tal y como el hombre de Dios había dicho al rey: «Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse dos seahs de cebada por un siclo de plata, y un seah de harina refinada por el mismo precio».

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Biblia Reina Valera 1960

18 Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 El hombre de Dios le había dicho al rey: «Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, siete litros de harina selecta costarán una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada costarán una pieza de plata».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Pues cuando el hombre de Dios había dicho al rey: 'Mañana, y ese era el caso, se conseguirá en la puerta de Samaría dos grandes medidas de cebada o una gran medida de harina por una moneda de plata',

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Sucedió pues como el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: ¡Dos medidas de cebada por un siclo, y una medida de flor de harina por un siclo, mañana a estas horas, en la puerta de Samaria!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ocurrió, pues, como había dicho el varón de Dios al rey: 'Los dos seás de cebada se venderán por un siclo, y un seá de flor de harina por un siclo, mañana a estas horas, en la puerta de Samaría'.

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2 Reyes 7:18
5 Referans Kwoze  

¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo.


Mientras Eliseo se encontraba en su casa, sentado con los jefes, el rey le envió un mensajero. Antes de que este llegara, Eliseo dijo a los jefes: —Ahora van a ver cómo ese asesino envía a alguien a cortarme la cabeza. Pues bien, cuando llegue el mensajero, atranquen la puerta para que no entre. ¿No se oyen los pasos de su señor detrás de él?


El ayudante había dicho al hombre de Dios: «¡No me digas! Aun si el Señor abriera las compuertas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa!». De modo que el hombre de Dios respondió: «Pues lo verás con tus propios ojos, pero no llegarás a comerlo».


Yo confirmo la palabra de mi siervo y cumplo el consejo de mis mensajeros. »Yo digo que Jerusalén será habitada, que los pueblos de Judá serán reconstruidos y que restauraré sus ruinas.


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