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2 Reyes 3:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 Pero Eliseo dijo al rey de Israel: —¿Qué tengo yo que ver con usted? Váyase a consultar a los profetas de su padre y de su madre. —No —respondió el rey de Israel—, pues el Señor nos ha reunido a los tres para entregarnos en manos de los moabitas.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque Jehová ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 —¿Por qué has venido a verme a mí? —preguntó Eliseo al rey de Israel—. ¡Busca a los profetas paganos de tu padre y de tu madre! Pero Joram, rey de Israel, dijo: —¡No! ¿Acaso no ha sido el Señor quien nos trajo a los tres reyes aquí para que el rey de Moab nos derrote?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Eliseo dijo al rey de Israel: '¿Qué tengo que ver con tus problemas? ¡Anda a buscar a los profetas de tu padre!' Pero el rey de Israel insistió: '¿Acaso Yavé, que hizo venir a estos tres reyes, los va a entregar ahora en manos de Moab?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre. Pero el rey de Israel le respondió: No, porque YHVH ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Pero Eliseo dijo al rey de Israel: '¿Qué tengo yo que ver contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los de tu madre'. El rey de Israel le respondió: 'No; es que Yahveh ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab'.

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2 Reyes 3:13
19 Referans Kwoze  

Entonces ella le reclamó a Elías: —¿Por qué te entrometes, hombre de Dios? ¡Viniste a recordarme mi pecado y a matar a mi hijo!


Ahora convoca de todas partes al pueblo de Israel, para que se reúna conmigo en el monte Carmelo con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá que se sientan a la mesa de Jezabel.


Así que el rey de Israel reunió a los profetas, que eran unos cuatrocientos y les preguntó: —¿Debo ir a la guerra contra Ramot de Galaad o no? —Vaya usted —contestaron ellos—, porque el Señor la ha entregado en manos de Su Majestad.


—¡Ay! —exclamó el rey de Israel—. ¡El Señor ha reunido a tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas!


—Pues él puede darnos palabra del Señor —comentó Josafat. Así que el rey de Israel fue a ver a Eliseo, acompañado de Josafat y del rey de Edom.


»Entonces me llamarán, pero no les responderé; me buscarán, pero no me encontrarán.


¿Dónde están sus profetas, los que profetizaban que el rey de Babilonia no los atacaría ni a ustedes ni a este país?


¡Vengan, volvámonos al Señor! Él nos ha despedazado, pero nos sanará; nos ha herido, pero nos vendará.


De pronto, gritaron a Jesús: —¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?


—Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora.


Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.


¿Qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?


Vayan y clamen a los dioses que han escogido. ¡Que ellos los libren en tiempo de angustia!


—Mira —dijo Noemí—, tu cuñada se vuelve a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete con ella.


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