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2 Reyes 20:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad e integridad y he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 «Acuérdate, oh Señor, que siempre te he sido fiel y te he servido con singular determinación, haciendo siempre lo que te agrada»; y el rey se echó a llorar amargamente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¡Oh Yavé, te lo suplico, acuérdate como he caminado delante de ti con sinceridad y con un corazón fiel! He hecho lo que es justo a tus ojos. Y Ezequías lloró y lloró mucho.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Te ruego, oh YHVH, te ruego que recuerdes que he andado delante de ti con verdad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos. Y Ezequías lloraba amargamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 '¡Oh Yahveh! Acuérdate de que yo he andado en tu presencia con fidelidad e integridad de corazón, haciendo lo que es recto a tus ojos'. Y Ezequías rompió en un gran llanto.

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2 Reyes 20:3
47 Referans Kwoze  

Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se apareció y dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé íntegro.


Después del nacimiento de Matusalén, Enoc anduvo fielmente con Dios trescientos años más y tuvo otros hijos y otras hijas.


y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó.


Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra y las aguas comenzaron a bajar.


En efecto, cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David.


Aunque no quitó los altares paganos, Asá se mantuvo siempre fiel al Señor.


y el Señor cumplirá esta promesa que me hizo: “Si tus descendientes cuidan su conducta y me son fieles con toda el alma y de todo corazón, nunca faltará un sucesor tuyo en el trono de Israel”.


Salomón respondió: —Tú trataste con mucho amor a tu siervo David, mi padre, pues se condujo delante de ti con lealtad, justicia y honestidad. Y como hoy se puede ver, has reafirmado tu gran amor al concederle que un hijo suyo lo suceda en el trono.


y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.


Y ahora, dedíquense de todo corazón al Señor nuestro Dios; vivan según sus estatutos y cumplan sus mandamientos, como ya lo hacen».


»En cuanto a ti, si me sigues con integridad y honestidad, como lo hizo tu padre David, y me obedeces en todo lo que yo te ordene y cumples mis estatutos y leyes,


Ezequías volvió el rostro hacia la pared y rogó al Señor:


No había salido Isaías del patio central, cuando vino la palabra del Señor:


El Señor recorre con su mirada toda la tierra y está listo para ayudar a quienes le son fieles. De ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio».


«¡Recuerda esto, Dios mío, y favoréceme; no olvides todo el bien que hice por el Templo de mi Dios y de su culto!».


Luego ordené a los levitas que se purificaran y que fueran a hacer guardia en las puertas, para que el sábado fuera respetado como santo. «¡Recuerda esto, Dios mío, y conforme a tu gran amor, ten compasión de mí!».


También organicé la contribución de la leña en las fechas establecidas, y la entrega de las primicias. «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y favoréceme!».


¡Recuerda, Dios mío, todo lo que he hecho por este pueblo y favoréceme!


En la región de Uz había un hombre íntegro e intachable que temía a Dios y vivía apartado del mal. Este hombre se llamaba Job.


—¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor—. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre íntegro e intachable, que me honra y vive apartado del mal.


Mi intercesor es mi amigo y ante Dios me deshago en lágrimas


¿No debieras confiar en que temes a Dios y en que tu conducta es intachable?


Las cenizas son todo mi alimento; mis lágrimas se mezclan con mi bebida.


Tú me respondiste cuando te hablé de mis caminos. Enséñame tus estatutos.


Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza.


El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.


Olvida los pecados y las transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.


Hazme justicia, Señor, pues he vivido en integridad; ¡en el Señor confío sin titubear!


Tu gran amor lo tengo presente y siempre ando en tu verdad.


Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no le toma en cuenta, y en cuyo espíritu no hay engaño.


No me mires con enojo y volveré a alegrarme antes que me vaya y deje de existir».


Cansado estoy de sollozar. Toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!


Se consumen mis ojos por causa del dolor; desfallecen por culpa de mis enemigos.


Recuerda cuán efímera es mi vida. Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?


Recuerda, Señor, que se burlan de tus siervos; que llevo en mi pecho los insultos de muchos pueblos.


Chillé como golondrina, como grulla; gemí como paloma. Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda!


Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar, con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos,


si con fidelidad, justicia y rectitud juras diciendo: “Tan cierto como que el Señor vive”, entonces en él serán benditas las naciones y en él se gloriarán».


Así dice el Señor a Israel: «¡Búsquenme y vivirán!


Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor.


Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, comentó: —Aquí tienen a un verdadero israelita en quien no hay falsedad.


Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia: Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha ajustado a la sabiduría humana, sino a la gracia de Dios.


En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente.


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