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2 Reyes 2:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 Eliseo se volvió y, clavándoles la vista, los maldijo en el nombre del Señor. Al instante, dos osas salieron del bosque y despedazaron a cuarenta y dos muchachos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Eliseo se dio la vuelta, los miró y los maldijo en el nombre del Señor. Entonces dos osos salieron del bosque y atacaron a cuarenta y dos de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Se volvió y mirándolos los maldijo en nombre de Yavé; salieron del bosque dos osas y desgarraron a cuarenta y dos de esos muchachos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y él se volvió para verlos, y los vio y los maldijo en el nombre de YHVH. Y salieron del bosque dos osas que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se volvió para atrás, los miró y los maldijo en nombre de Yahveh. Y al momento salieron del bosque dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de los muchachos.

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2 Reyes 2:24
28 Referans Kwoze  

declaró: «¡Maldito sea Canaán! Será de sus dos hermanos el más bajo de sus esclavos».


Usted conoce bien a su padre David y a sus soldados: son valientes y deben estar furiosos como una osa salvaje a la que le han robado su cría. Además, su padre tiene mucha experiencia como hombre de guerra y no ha de pasar la noche con las tropas.


y el hombre de Dios se puso en camino. Pero un león le salió al paso y lo mató, dejándolo tendido en el camino. Sin embargo, el león y el asno se quedaron junto al cuerpo.


Jehú dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jazael y Eliseo dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jehú.


Entonces el profeta dijo: —Por cuanto no has obedecido al Señor, tan pronto como nos separemos te matará un león. Y después de que el profeta se fue, un león le salió al paso y lo mató.


De allí, Eliseo se fue al monte Carmelo y luego regresó a Samaria.


No te postres delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.


Más vale toparse con una osa a la que le quitaron los cachorros que con un necio empecinado en su necedad.


El castigo se dispuso para los insolentes y los azotes para la espalda de los necios.


Un león rugiente, un oso agresivo, es el gobernante malvado que oprime a los pobres.


Por eso, así dice el Señor: “Voy a hacer que desaparezcas de la faz de la tierra. Puesto que has incitado a la rebelión contra el Señor, este mismo año morirás”.


Pon un velo sobre sus corazones, ¡y caiga sobre ellos tu maldición!


Los atacaré y desgarraré su pecho como una osa a quien le quitan sus cachorros. ¡Los devoraré como un león! ¡Los despedazaré como fiera del campo!


Lanzaré sobre ustedes fieras salvajes que arrebatarán sus hijos y destruirán su ganado. De tal manera los diezmarán que sus caminos quedarán desiertos.


»Por eso, así dice el Señor: »“Tu esposa se prostituirá en la ciudad y tus hijos y tus hijas caerán a espada. Tu tierra será medida y repartida, tú mismo morirás en un país pagano e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra”».


«¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!», dijo a la higuera. Y lo oyeron sus discípulos.


Pedro, acordándose, dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!


Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido.


—¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo están a la puerta y ahora te llevarán a ti.


—¡Que tu dinero perezca contigo —contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero!


También estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes.


Y si no, habitantes de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y los consuma a ustedes y que salga fuego de ustedes y consuma a Abimélec!».


Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Yerubaal.


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