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2 Reyes 11:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 Entonces todo el pueblo fue al templo de Baal y lo derribó. Destruyeron los altares y las imágenes, y frente a los altares degollaron a Matán, sacerdote de Baal. El sacerdote Joyadá apostó guardias en el Templo del Señor

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; asimismo despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que toda la gente fue al templo de Baal y entre todos lo destruyeron; demolieron los altares, hicieron pedazos los ídolos y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente a los altares. El sacerdote Joiada puso guardias en el templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Todo el pueblo fue a la casa de Baal y la demolieron, rompieron los altares y las estelas; y a Matán, el sacerdote de Baal, lo mataron delante de los altares. El sacerdote puso guardias a la casa de Yavé,

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y todo el pueblo de la tierra fue al templo de Baal, y lo destruyeron; destrozaron completamente° sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, ante los altares. Y el sacerdote estableció la vigilancia° para la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Luego entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo demolieron, hicieron añicos sus altares y sus imágenes y mataron ante el altar a Matán, sacerdote de Baal. El sacerdote Joadá montó una guardia en el templo de Yahveh.

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2 Reyes 11:18
24 Referans Kwoze  

Luego Elías ordenó: —¡Agarren a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno! Tan pronto como los agarraron, Elías hizo que los bajaran al arroyo Quisón y allí los ejecutó.


Como Jehú envió mensajeros por todo Israel, vinieron todos los que servían a Baal, sin faltar ninguno. Eran tantos los que llegaron que el templo de Baal se llenó de un extremo a otro.


Así que, tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales: «¡Entren y mátenlos! ¡Que no escape nadie!». Y los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Luego los guardias y los oficiales entraron en el santuario del templo de Baal,


sacaron la piedra sagrada que estaba allí, y la quemaron.


Además de tumbar la piedra sagrada, derribaron el templo de Baal y lo convirtieron en un muladar. Así ha quedado hasta el día de hoy.


Quitó los altares paganos, destrozó las piedras sagradas y quebró las imágenes de la diosa Aserá. Además, destruyó la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues los israelitas todavía le quemaban incienso, y la llamaban Nejustán.


El rey profanó el santuario llamado Tofet, que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie sacrificara en el fuego a su hijo o hija en honor de Moloc.


Josías hizo pedazos las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá, y llenó con huesos humanos los lugares donde se habían erigido.


Finalmente, mató sobre los altares paganos a todos los sacerdotes y encima de los altares quemó huesos humanos. Entonces regresó a Jerusalén.


Así que marcharon contra Judá, la invadieron y se llevaron todos los objetos de valor que hallaron en el palacio real, junto con los hijos y las mujeres de Jorán. Ninguno de sus hijos escapó con vida, excepto Joacaz, que era el menor de todos.


En su presencia fueron destruidos los altares de los baales y los altares sobre los que se quemaba incienso; también fueron despedazadas las imágenes para el culto a Aserá, y los ídolos y las imágenes de metal fundido fueron reducidos a polvo, el cual fue esparcido sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios.


En toda la región de Israel destruyó los altares, redujo a polvo los ídolos y las imágenes de la diosa Aserá y derribó los altares para quemar incienso. Luego regresó a Jerusalén.


Tomó entonces el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego; luego lo molió hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas.


y los ídolos desaparecerán por completo.


Destruirán por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que ustedes van a conquistar, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.


Demolerán sus altares, harán pedazos sus piedras sagradas, prenderán fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribarán sus ídolos y borrarán de ese lugar los nombres de sus dioses.


Apedréalo hasta que muera porque trató de apartarte del Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde eras esclavo.


Condenarás a muerte a ese profeta o soñador por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto y te rescató de la tierra de esclavitud. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti, porque tal profeta habrá intentado apartarte del camino que el Señor tu Dios te mandó que siguieras.


Si tu propio hermano, o tu hijo, o tu hija, o tu esposa amada, o tu amigo íntimo, trata de engañarte y en secreto te insinúa: «Vayamos a rendir culto a otros dioses» (dioses que ni tú ni tus antepasados conocieron,


ni dudes en matarlo. Al contrario, sé tú el primero en alzar la mano para matarlo y que haga lo mismo todo el pueblo.


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