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2 Reyes 10:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Por lo tanto, el administrador del palacio, el gobernador de la ciudad, los jefes y los protectores enviaron este mensaje a Jehú: «Nosotros somos sus servidores, y haremos lo que usted nos diga. No haremos rey a nadie. Haga usted lo que mejor le parezca».

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te parezca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que los administradores del palacio y de la ciudad, junto con los ancianos y con los tutores de los hijos del rey, enviaron el siguiente mensaje a Jehú: «Somos sus sirvientes y haremos todo lo que nos diga. No proclamaremos rey a nadie; haga lo que mejor le parezca».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El mayordomo del palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los que educaban a los hijos del rey dieron a Jehú esta respuesta: 'Somos tus servidores y haremos todo lo que nos pidas. No proclamaremos rey. Haz lo que mejor te parezca'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el que estaba sobre el palacio, y el que estaba sobre la ciudad, y los ancianos, y los tutores, enviaron a decir a Jehú: ¡Somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas! No proclamaremos rey a nadie; haz lo que te parezca bien ante tus ojos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y el mayordomo del palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los preceptores enviaron a decirle: 'Somos tus siervos y haremos cuanto nos digas. No proclamaremos rey a nadie; haz tú lo que mejor te parezca'.

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2 Reyes 10:5
11 Referans Kwoze  

Se presentaron ante el rey de Israel con ropas ásperas y sogas en el cuello en señal de humillación y le rogaron: —Su siervo Ben Adad dice: “Por favor, perdóname la vida”. —¿Todavía está vivo? —preguntó el rey—. ¡Pero si es mi hermano!


El rey de Israel envió esta respuesta: «Tal como usted dice, mi señor y rey, yo soy suyo con todo lo que tengo».


Entonces Jehú les escribió otra carta, en la que decía: «Si ustedes están de mi parte y de veras están dispuestos a obedecerme, vengan a Jezrel mañana a esta hora y tráiganme las cabezas de los hijos de Acab». Los setenta príncipes vivían con las familias más notables de la ciudad, pues estas los criaban.


Entonces Ezequías envió este mensaje al rey de Asiria, que se encontraba en Laquis: «He actuado mal. Si se retira, le pagaré cualquier tributo que me imponga». El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.


No les hagan caso. Sométanse al rey de Babilonia y seguirán con vida. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad?


¿Acaso yo lo concebí o lo di a luz para que me exijas que lo lleve en mi regazo como si fuera su nodriza y lo lleve hasta la tierra que prometiste a sus antepasados?


Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.


Por eso los habitantes de nuestro país, junto con nuestros jefes, nos dijeron: “Tomen provisiones para el largo viaje, vayan a su encuentro y díganles: ‘Deseamos ser siervos de ustedes; hagamos un tratado’ ”.


Ellos dijeron a Josué: —Nosotros estamos dispuestos a servirles. Y Josué preguntó: —¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?


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