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2 Crónicas 7:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Al ver los israelitas que el fuego descendía y que la gloria del Señor se posaba sobre el Templo, cayeron de rodillas al piso y, postrándose rostro en tierra, alabaron al Señor diciendo: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre».

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Biblia Reina Valera 1960

3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando todos los israelitas vieron que el fuego descendía y que la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo, cayeron postrados rostro en tierra y adoraron y alabaron al Señor diciendo: «¡Él es bueno! ¡Su fiel amor perdura para siempre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yavé sobre la Casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yavé: 'Porque es bueno, porque es eterno su amor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y todos los hijos de Israel, al ver descender el fuego y la gloria de YHVH sobre la Casa, se inclinaron rostro a tierra sobre el pavimento, y postrándose, dieron gracias a YHVH, diciendo: ¡Porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y todos los israelitas, al ver bajar el fuego y la gloria de Yahveh sobre el templo, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron a Yahveh: 'Porque es bueno, porque es eterna su misericordia'.

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2 Crónicas 7:3
26 Referans Kwoze  

Cuando vieron esto, todos se postraron y exclamaron: «¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!».


»Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


Con ellos nombró a Hemán y a Jedutún; también a los demás que había escogido y designado por nombre para que alaben al Señor: «Su gran amor perdura para siempre».


Luego David animó a toda la asamblea: «¡Alaben al Señor su Dios!». Entonces toda la asamblea alabó al Señor, Dios de sus antepasados, y se postró ante el Señor y ante el rey.


Josafat y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor.


Después de consultar con el pueblo, Josafat designó a los que irían al frente del ejército para cantar al Señor y alabar la hermosura de su santidad con el cántico: «Den gracias al Señor, pues su gran amor perdura para siempre».


Toda la asamblea permaneció postrada hasta que terminó el holocausto, mientras los cantores entonaban los cantos y los trompetistas hacían resonar sus instrumentos.


Cuando terminaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se postraron para adorar.


El rey Ezequías y los oficiales ordenaron a los levitas que cantaran al Señor las alabanzas que David y Asaf el vidente habían compuesto. Los levitas lo hicieron con alegría y se postraron en adoración.


Los trompetistas y los cantores alababan y daban gracias al Señor al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales. Y, cuando tocaron y cantaron al unísono: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre», una nube cubrió el Templo del Señor.


Todos daban gracias al Señor y a una le cantaban esta alabanza: «Él es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre». Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.


Porque el Señor es bueno, su gran amor perdura para siempre y su fidelidad permanece por todas las generaciones.


Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos,


¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


¡Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre!


Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


¡Vengan, postrémonos reverentes! Doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor!


por lo que el pueblo creyó. Y al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se postraron y adoraron al Señor.


Recordaré las misericordias del Señor, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!


el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, también la voz de los que traen al Templo del Señor ofrendas de acción de gracias y cantan: »” ‘Den gracias al Señor de los Ejércitos, porque el Señor es bueno, porque su gran amor perdura para siempre’. Haré que vuelvan del cautiverio de este país —afirma el Señor—, y volverán a ser como al principio”.


De la presencia del Señor salió un fuego que consumió el holocausto y la grasa que estaban sobre el altar. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.


Entonces Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra ante toda la comunidad israelita.


Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra y exclamaron: —Oh Dios, Dios de toda la humanidad: un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?


De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen.


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