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2 Crónicas 19:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 el vidente Jehú, hijo de Jananí, fue a visitarlo y dijo: «¿Cómo te atreviste a ayudar a los malvados, haciendo alianza con los enemigos del Señor? Por haber hecho eso, la ira del Señor ha caído sobre ti.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Jehú, hijo de Hananí el vidente, salió a recibirlo. «¿Por qué habrías de ayudar a los perversos y amar a los que odian al Señor? —le preguntó al rey—. Debido a lo que has hecho, el Señor está muy enojado contigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y le dijo al rey: '¿Debías tú ayudar al malo y favorecer a los que aborrecen a Yavé? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Pero el vidente Jehú ben Hanani salió a su encuentro,° y dijo al rey Josafat: ¿Conque ayudas al perverso y amas a los que aborrecen a YHVH? Por esto la ira de YHVH está sobre ti.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y dijo al rey Josafat: '¿Por qué tienes tú que prestar ayuda al impío y amar a los que odian a Yahveh? Por eso viene sobre ti la cólera de Yahveh.

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2 Crónicas 19:2
40 Referans Kwoze  

En aquel tiempo, la palabra del Señor vino a Jehú, hijo de Jananí, y le dio este mensaje contra Basá:


Así aniquiló a toda la familia de Basá, conforme a la palabra que el Señor había anunciado contra Basá por medio del profeta Jehú.


Además, por medio del profeta Jehú, hijo de Jananí, la palabra del Señor vino contra Basá y su familia, debido a todo lo malo que este había hecho contra el Señor, provocando así su ira. Y aunque destruyó a la familia de Jeroboán, llegó a ser semejante a esta por las obras que hizo.


Nunca hubo nadie como Acab que, animado por Jezabel su esposa, se prestara para hacer lo malo ante los ojos del Señor.


Josafat también vivió en paz con el rey de Israel.


En esa ocasión el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en vez de confiar en el Señor tu Dios, el ejército arameo se te ha escapado de las manos.


Josafat se hizo muy rico y famoso y, como había emparentado con Acab,


El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, marcharon juntos contra Ramot de Galaad.


Acab, rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá: —¿Irías conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Josafat respondió: —Estoy a tu disposición, lo mismo que mi pueblo. Iremos contigo a la guerra.


El rey de Israel respondió: —Todavía hay alguien por medio de quien podemos consultar al Señor, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; solo me anuncia desastres. Se trata de Micaías, hijo de Imlá. —No digas eso —respondió Josafat.


Cuando Josafat, rey de Judá, regresó sin ningún contratiempo a su palacio en Jerusalén,


Cuando sus compatriotas vengan de las ciudades y sometan al juicio de ustedes casos de violencia, o algún otro asunto concerniente a la ley, los mandamientos, los estatutos y ordenanzas, ustedes les advertirán que no pequen contra el Señor, para que su ira no caiga sobre ustedes y sobre ellos. Si así lo hacen, no serán culpables.


Los demás acontecimientos del reinado de Josafat, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas de Jehú, hijo de Jananí, que forman parte del libro de los reyes de Israel.


Abandonaron el Templo del Señor, Dios de sus antepasados, y adoraron las imágenes de Aserá y de los ídolos. Debido a este pecado, la ira de Dios cayó sobre Judá y Jerusalén.


quienes enfrentaron al rey Uzías y le dijeron: «No le corresponde a usted, Uzías, quemar el incienso al Señor. Esta es función de los sacerdotes descendientes de Aarón, pues son ellos los que están consagrados para quemar el incienso. Salga usted ahora mismo del santuario, pues ha pecado, y así Dios el Señor no va a honrarlo».


Pero Ezequías no correspondió al favor recibido, sino que se llenó de orgullo. Eso hizo que la ira del Señor se encendiera contra él, también contra Judá y Jerusalén.


que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; al que cumple lo prometido aunque salga perjudicado;


Tu mano alcanzará a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.


Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos, que huyan de su presencia los que lo odian.


Todo el día proclamará mi boca tu justicia y tu salvación, aunque es algo que no alcanzo a descifrar.


No te postres delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.


Amós respondió a Amasías: —Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que soy pastor y cultivo higos silvestres.


»Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes me aborreció a mí.


El que me aborrece a mí también aborrece a mi Padre.


En verdad, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.


calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres;


Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no solo siguen practicándolas, sino que incluso aprueban a quienes las practican.


La mente gobernada por la carne es enemiga de Dios, pues no se somete a la Ley de Dios ni es capaz de hacerlo.


No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas,


cuando afile mi espada reluciente y en el día del juicio la tome en mis manos, me vengaré de mis adversarios; ¡les daré su merecido a los que me odian!


Bendice, Señor, sus logros y acepta la obra de sus manos. Destruye el poder de sus adversarios; ¡que nunca más se levanten sus enemigos!».


No te postres delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.


pero que destruye a quienes lo odian y no se tarda en darles su merecido.


¡Oh, gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.


(Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, solía decir: «Vamos a ver al vidente», porque así se llamaba entonces al que ahora se le llama profeta).


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