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2 Crónicas 18:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Así que el rey de Israel reunió a los profetas, que eran cuatrocientos y les preguntó: —¿Debemos ir a la guerra contra Ramot de Galaad o no? —Vaya usted —contestaron ellos—, porque Dios la entregará en manos de Su Majestad.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios los entregará en mano del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, cuatrocientos en total, y les preguntó: —¿Debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? —¡Sí, adelante! —contestaron todos ellos—. Dios dará la victoria al rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El rey de Israel reunió a los profetas en número de cuatrocientos y les dijo: '¿Debo atacar a Ramot de Galaad o no?' Ellos le repondieron: 'Ataca, porque Yavé la entregará en manos del rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad o desistiré? Y ellos respondieron: Sube, porque Ha-’Elohim la entregará en mano del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Reunió el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos, y les preguntó: '¿Debemos ir a luchar contra Ramot de Galaad o debo renunciar?'. Y le respondieron: 'Sube; que Dios la entregará en manos del rey'.

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2 Crónicas 18:5
22 Referans Kwoze  

—¿Ustedes qué me aconsejan? —preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos echó encima”?


Ahora convoca de todas partes al pueblo de Israel, para que se reúna conmigo en el monte Carmelo con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá que se sientan a la mesa de Jezabel.


Ben Guéber, en Ramot de Galaad (los poblados de Yaír, hijo de Manasés, en Galaad entraban en su jurisdicción, así como también el distrito de Argob en Basán y sus sesenta grandes ciudades, amuralladas y con cerrojos de bronce);


Pero Eliseo dijo al rey de Israel: —¿Qué tengo yo que ver con usted? Váyase a consultar a los profetas de su padre y de su madre. —No —respondió el rey de Israel—, pues el Señor nos ha reunido a los tres para entregarnos en manos de los moabitas.


Cuando compareció ante el rey, este le preguntó: —Micaías, ¿debemos ir a la guerra contra Ramot de Galaad o no? —Ataquen y vencerán —contestó él—, porque les será entregada.


Pero Josafat también le dijo al rey de Israel: —Antes que nada, consultemos al Señor.


Pero Josafat inquirió: —¿No hay aquí un profeta del Señor a quien podamos consultar?


Y entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles: cometen adulterio y viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores, ninguno se convierte de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma; los habitantes de Jerusalén son como Gomorra».


Así dice el Señor de los Ejércitos: «No escuchen lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del Señor.


A los que me desprecian les aseguran que yo, el Señor, digo que gozarán de paz; a los que obedecen los dictados de su terco corazón les dicen que no les sobrevendrá ningún mal.


Ustedes cometieron un error fatal cuando me enviaron al Señor, Dios de ustedes, y me dijeron: «Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y comunícanos todo lo que él te diga para que lo cumplamos».


Porque ustedes han descorazonado al justo con sus mentiras, sin que yo lo haya afligido. Han alentado al malvado para que no se convierta de su mala conducta y se salve.


Si con la intención de mentirles llega algún engañador prometiendo abundancia de vino y cerveza, este pueblo lo verá como un profeta.


Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes instruyen por paga y sus profetas predicen por dinero; para colmo, buscan apoyo en el Señor, diciendo: «¿No está el Señor entre nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!».


Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las fantasías que quieren oír.


Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía señales en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre.


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