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1 Timoteo 4:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 No descuides el don que recibiste mediante profecía, cuando los líderes de la iglesia te impusieron las manos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 No descuides el don espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 No descuides el don espiritual que recibiste de manos de profetas cuando el grupo de los presbíteros te impuso las manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por medio de profecía con imposición de las manos del presbiterio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 No dejes de cuidar el don que hay en ti y que, mediante intervención profética, se te confirió con la imposición de las manos del presbiterio.

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1 Timoteo 4:14
18 Referans Kwoze  

Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los líderes religiosos por medio de Bernabé y de Saulo.


Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.


Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.


Así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo el Consejo de líderes religiosos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas de extradición para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.


Los presentaron a los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las manos.


Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos y ellos recibieron el Espíritu Santo.


Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla


Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando.


Los líderes que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.


No admitas ninguna acusación contra un líder de la iglesia, a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos.


No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.


Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.


Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos.


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