1 Samuel 5:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 202210 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón, pero tan pronto como entró el arca en la ciudad, sus habitantes se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para matarnos a todos!». Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196010 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente10 Entonces enviaron el arca de Dios a la ciudad de Ecrón, pero cuando los habitantes de Ecrón vieron que se acercaba, clamaron: «¡Traen el arca del Dios de Israel a nuestra ciudad para matarnos a nosotros también!». Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)10 Enviaron entonces el arca de Dios a Ecrón; pero cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los habitantes de la ciudad se pusieron a gritar: '¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para que perezcamos nosotros y nuestro pueblo!' Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion10 Entonces enviaron el Arca de Dios a Ecrón. Y cuando el Arca de Dios llegó a Ecrón, los ecronitas dieron voces diciendo: ¡Han traído el Arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo! Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197510 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Pero, al entrar el arca de Dios en Ecrón, empezaron a gritar los habitantes de Ecrón, diciendo: '¡Nos traen aquí el arca del Dios de Israel para que nos mate, a nosotros y a nuestro pueblo!'. Gade chapit la |
que se extienden desde el río Sijor, al este de Egipto, hasta la frontera de Ecrón al norte. Esas regiones son consideradas territorio cananeo, pero ahora gobernadas por los cinco gobernantes filisteos: el de Gaza, el de Asdod, el de Ascalón, el de Gat y el de Ecrón. También queda sin conquistar el territorio de los aveos.
Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: «¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!». Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar.