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1 Samuel 25:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 Se arrojó a sus pies y dijo: —Señor mío, yo tengo la culpa. Deje que esta sierva suya hable; le ruego que me escuche.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Cayó a sus pies y le dijo: —Toda la culpa es mía en este asunto, mi señor. Por favor, escuche lo que tengo que decir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Agachada a sus pies le dijo: 'Señor, perdona mi audacia. Permítele a tu sirvienta decir una palabra; escucha las palabras de tu sirvienta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 y echándose a sus pies, dijo: ¡Señor mío, recaiga sobre mí la iniquidad! ¡Permite que tu sierva hable a tus oídos, y oye las palabras de tu sierva!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Luego, echándose a sus pies, exclamó: '¡Que la culpa, oh señor, caiga sobre mí! Pero permite que tu sierva hable en tu presencia y dígnate escuchar las palabras de tu sierva.

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1 Samuel 25:24
15 Referans Kwoze  

Entonces Judá se acercó a José para decirle: —Mi señor, no se enoje usted conmigo, pero le ruego que me permita hablarle en privado. Usted es tan importante como el faraón.


Pero la mujer siguió diciendo: —Permita mi señor y rey que esta servidora suya diga algo más. —Habla.


Pero la mujer de Tecoa respondió: —Mi señor y rey, que la culpa caiga sobre mí y sobre mi familia, y no sobre el rey ni su trono.


Joab se le acercó. —¿Es usted Joab? —preguntó la mujer. —Así es. Entonces la mujer dijo: —Ponga atención a las palabras de su sierva. —Te escucho —respondió Joab.


Ella entró, se arrojó a los pies de Eliseo y se postró rostro en tierra. Entonces tomó a su hijo y salió.


Luego Ester volvió a interceder ante el rey. Se echó a sus pies y, con lágrimas en los ojos, suplicó que pusiera fin al malvado plan que Amán, el agagueo, había maquinado contra los judíos.


Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos!


Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La tranquilidad es el remedio para los grandes errores.


Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —rogó—, y te lo pagaré”.


David salió de la cueva y gritó: —¡Majestad, señor mío! Saúl miró hacia atrás y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó


Cuando Abigaíl vio a David, se bajó rápidamente del asno y se postró ante él con su rostro en tierra.


No haga usted caso de ese malvado de Nabal, pues le hace honor a su nombre, que significa “necio”. La necedad lo acompaña por todas partes. Yo, por mi parte, no vi a los mensajeros que usted, mi señor, envió.


»Yo le ruego que perdone el atrevimiento de esta sierva. Ciertamente, el Señor le dará a usted una dinastía que se mantendrá firme, y nunca nadie podrá hacerle a usted ningún daño, pues usted pelea las batallas del Señor.


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