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1 Reyes 8:22 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

22 A continuación, Salomón se puso frente al altar del Señor y, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos hacia el cielo

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Luego Salomón, de pie ante el altar del Señor y frente a toda la comunidad de Israel, levantó las manos al cielo

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Salomón estaba de pie delante del altar de Yavé, frente a toda la comunidad de Israel. Levantó entonces sus manos al cielo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Luego Salomón se plantó ante el altar de YHVH, frente a toda la asamblea de Israel, y extendiendo sus manos a los cielos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y levantando sus manos extendidas al cielo,

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1 Reyes 8:22
13 Referans Kwoze  

Salomón había estado ante el altar del Señor, de rodillas y con las manos extendidas hacia el cielo. Cuando terminó de orar y de hacer esta súplica al Señor, se levantó


Al ver que el rey estaba de pie junto a la columna, como era la costumbre, y que los oficiales y músicos estaban a su lado, y que todo el pueblo se alegraba al son de las trompetas, Atalía se rasgó las vestiduras y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».


Después se puso de pie junto a la columna del rey y en presencia del Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a cumplir, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, estatutos y mandatos, reafirmando así las palabras del pacto escritas en este libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.


A la hora del sacrificio me recobré de mi abatimiento y, con la túnica y el manto rasgados, caí de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor mi Dios,


»Pero si le entregas tu corazón y hacia él extiendes las manos,


Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu Lugar Santísimo.


Te bendeciré mientras viva y alzando mis manos te invocaré.


Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se postraban a la entrada de su tienda de campaña y adoraban.


—En cuanto yo salga de la ciudad —contestó Moisés—, elevaré mis manos al Señor, cesarán los truenos y dejará de granizar. Así sabrás que la tierra es del Señor.


Tan pronto como Moisés dejó al faraón y salió de la ciudad, elevó sus manos al Señor y enseguida cesaron los truenos y dejó de granizar y de llover sobre la tierra.


Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé. »¡Tienen las manos llenas de sangre!


Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con santidad, sin enojos ni contiendas.


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