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1 Reyes 8:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Los sacerdotes no pudieron continuar su servicio litúrgico debido a la nube, porque la Gloria de Yavé ocupaba toda la Casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 y los sacerdotes no pudieron continuar ministrando por causa de la nube, porque la gloria de YHVH había llenado la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 de manera que los sacerdotes no pudieron quedarse allí para su ministerio a causa de la nube, pues la gloria de Yahveh había llenado el templo de Yahveh.

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1 Reyes 8:11
22 Referans Kwoze  

Cuando los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo, la nube llenó el Templo del Señor.


Entonces Salomón declaró: «Señor, tú has dicho que habitarías en la densa oscuridad de una nube,


Por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.


¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos y tu esplendor a sus descendientes!


y allí también me reuniré con los israelitas. Mi gloriosa presencia consagrará ese lugar.


En ese instante, la nube cubrió la Tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el santuario.


Moisés no podía entrar en la Tienda de reunión porque la nube se había posado en ella y la gloria del Señor llenaba el santuario.


El año de la muerte del rey Uzías vi al Señor sentado en un trono alto y excelso; las orlas de su manto llenaban el Templo.


Entonces la gloria del Señor, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del Templo. La nube llenó el Templo, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del Señor.


Vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso. Y la tierra resplandecía con su gloria.


Después el hombre me llevó por el camino de la puerta del norte, que está frente al Templo. Al ver que la gloria del Señor llenaba el Templo, me postré rostro en tierra.


Moisés y Aarón entraron en la Tienda de reunión. Al salir, bendijeron al pueblo y la gloria del Señor se manifestó a todo el pueblo.


Entonces Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor les manda hacer, para que la gloria del Señor se manifieste ante ustedes».


Haré temblar a todas las naciones y lo deseado por todas ellas llegará aquí. Así llenaré de esplendor este Templo”, dice el Señor de los Ejércitos.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios.


el pueblo de Israel. De ellos son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la Ley, el privilegio de adorar a Dios y el de contar con sus promesas.


Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.


Porque Dios, que dijo: «¡Que la luz resplandezca en las tinieblas!», hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Jesucristo.


Resplandecía con la gloria de Dios y su brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una piedra de jaspe transparente.


La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.


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