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1 Reyes 20:40 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

40 Mientras este servidor suyo estaba ocupado en otras cosas, el hombre se escapó. —¡Esa es tu sentencia! —respondió el rey de Israel—. Tú mismo has tomado la decisión.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

40 Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 pero mientras yo estaba ocupado en otras cosas, ¡el prisionero desapareció! —Bueno, fue tu culpa —respondió el rey—. Tú mismo has firmado tu propia sentencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Pues bien, mientras estaba ocupado en una y otra cosa, el prisionero desapareció'. El rey de Israel le respondió: '¡Tú mismo has pronunciado tu sentencia!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Y sucedió que mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, él desapareció. Entonces el rey de Israel le respondió: ¡Esa es tu sentencia! ¡Tú mismo la has pronunciado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Y mientras tu siervo andaba de un sitio para otro, él desapareció'. Le dijo el rey de Israel: 'Ésa es tu sentencia: tú mismo la has pronunciado'.

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1 Reyes 20:40
10 Referans Kwoze  

El Señor envió a Natán para que hablara con David. Cuando se presentó ante David, dijo: —Dos hombres vivían en un pueblo. El uno era rico y el otro, pobre.


—¿Cómo es que intenta usted hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Al prometerme el rey estas cosas, se declara culpable, pues no deja regresar a su hijo desterrado.


Cuando pasaba el rey, el profeta le gritó: —Este servidor suyo entró en lo más reñido de la batalla. Allí alguien se me presentó con un prisionero y me dijo: “Hazte cargo de este hombre. Si se te escapa, pagarás su vida con la tuya o con un talento de plata”.


En el acto, el profeta se quitó el antifaz y el rey de Israel se dio cuenta de que era uno de los profetas.


Tu propia boca te condena, no la mía; tus propios labios atestiguan contra ti.


»¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!


El rey contestó: “Siervo malo, con tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Así que sabías que soy muy exigente, que tomo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré?


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