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1 Reyes 19:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías?

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió la cara con su manto, salió y se paró a la entrada de la cueva. Entonces una voz le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Cuando Elías la oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se mantuvo a la entrada de la caverna. Entonces se oyó una voz: '¿Elías, qué haces aquí?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y sucedió que al oírlo, Elías cubrió su rostro con su manto, y salió y estuvo de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí, vino a él una voz, y le preguntó: ¿Qué haces aquí, Elías?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la cueva. Y una voz le dijo: '¿Qué haces aquí, Elías?'.

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1 Reyes 19:13
11 Referans Kwoze  

y le preguntó: —Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas? —Estoy huyendo de mi dueña Saray —respondió ella.


Acab se fue a comer y beber, pero Elías subió a la cumbre del Carmelo, se inclinó hasta el suelo y puso el rostro entre las rodillas.


Allí pasó la noche en una cueva. Más tarde, la palabra del Señor vino a él. —¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó.


Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó el agua. El río se dividió en dos y ambos lo cruzaron en seco.


Luego retiraré la mano y podrás verme la espalda. Pero mi rostro nadie lo verá».


Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies y con dos volaban.


Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».


Jonás salió y se sentó al este de la ciudad. Allí hizo un cobertizo y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad.


Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados.


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