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1 Reyes 1:41 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

41 Adonías y todos sus invitados estaban por terminar de comer cuando sintieron el estruendo. Al oír el sonido de la trompeta, Joab preguntó: —¿Por qué habrá tanta bulla en la ciudad?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

41 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Adonías y sus invitados escucharon la celebración y los gritos casi al terminar el banquete. Cuando Joab oyó el sonido del cuerno de carnero, preguntó: «¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Adonías y todos sus invitados escucharon el eco cuando terminaban su banquete. Joab oyó el sonido del cuerno: '¿Por qué, dijo, ese bullicio de una ciudad en fiesta?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y Adonías y todos los huéspedes que estaban con él oyeron eso cuando terminaron de comer. Y cuando Joab oyó el sonido del shofar, dijo: ¿Por qué hay tanto bullicio y tanto alboroto en la ciudad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Adonías y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Al oír Joab el son de la trompeta, dijo: '¿Qué significa ese estrépito de la ciudad?'.

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1 Reyes 1:41
13 Referans Kwoze  

Luego, todos subieron detrás de él, tocando flautas y lanzando gritos de alegría. Era tal el estruendo que la tierra temblaba.


Aún estaba hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. —¡Entra! —dijo Adonías—. Un hombre respetable como tú debe traer buenas noticias.


muy breve ha sido la algarabía del malvado y la alegría del impío ha sido pasajera.


Cuando Josué oyó el ruido y los gritos del pueblo, dijo a Moisés: —Se oyen en el campamento gritos de guerra.


Hasta de reírse duele el corazón y hay alegrías que acaban en tristezas.


Pero, cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley vieron que hacía cosas maravillosas y que los niños gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.


Estaban por matarlo, cuando se le informó al comandante del batallón romano que toda la ciudad de Jerusalén estaba amotinada.


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