dijo a la asamblea de Israel: «Si les parece bien y si es lo que el Señor nuestro Dios desea, enviemos mensajeros a todas partes para llamar a nuestros hermanos que se han quedado en el territorio de Israel. También llamemos a los sacerdotes y levitas que están en los pueblos y aldeas, a que se unan a nosotros
Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando, en el desierto de Sinaí, le ofrecieron sacrificios con un fuego ilícito que no tenían por qué ofrecer. Como Nadab y Abiú no tuvieron hijos, solo Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón.