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Proverbios 7:21 - La Palabra (versión española)

21 Con todas estas artes lo sedujo, lo rindió con sus labios lisonjeros

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, Le obligó con la zalamería de sus labios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Y así lo sedujo con sus dulces palabras y lo engatusó con sus halagos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Logra convencerlo con habilidad, lo seduce y se lo lleva.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Lo atrae con la mucha suavidad de sus palabras, Lo seduce con sus labios lisonjeros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Lo rinde a fuerza de halagos, lo arrastra con sus labios seductores.

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Proverbios 7:21
14 Referans Kwoze  

Un día Eliseo pasó por Sunán y una mujer rica que vivía allí le insistió para que se quedase a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba por allí, se detenía a comer.


Cuatro veces me vinieron con este mensaje y siempre respondí lo mismo.


Se mienten unos a otros, conversan con lengua aduladora y corazón doble.


Los labios de la mujer ajena rezuman miel y su boca es más suave que el aceite;


Te protegerán de la mujer mala, de la lengua melosa de la extraña.


e inmediatamente él la siguió, como buey llevado al matadero, como ciervo atrapado en la red;


para que te protejan de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras.


El señor le contestó: «Pues sal por los caminos y veredas y haz entrar a otros, aunque sea a la fuerza, hasta que mi casa se llene.


Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho: —Quédate con nosotros, porque atardece ya y la noche se echa encima. Él entró y se quedó con ellos.


Se bautizó, pues, con toda su familia, y nos hizo esta invitación: —Si consideráis sincera mi fe en el Señor, os ruego que vengáis a alojaros en mi casa. Su insistencia nos obligó a aceptar.


En todo caso, es el amor de Cristo el que nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, todos en cierto modo han muerto.


Ella estuvo lloriqueándole los siete días que duró la fiesta. Hasta que al séptimo día se la descifró, porque lo tenía aburrido. Acto seguido, ella comunicó a su gente la solución del enigma.


Saúl se negó: —No quiero comer. Pero sus criados y la mujer le insistieron y finalmente obedeció, se levantó del suelo y se sentó en el diván.


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