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Proverbios 30:4 - La Palabra (versión española)

4 ¿Quién subió hasta el cielo y luego bajó? ¿Quién encerró el viento en su puño? ¿Quién recogió el mar en su vestido? ¿Quién estableció los confines de la tierra? ¿Sabes cuál es su nombre y el de su hijo?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 ¿Quién sino Dios sube a los cielos y desciende de ellos? ¿Quién retiene el viento en sus puños? ¿Quién envuelve los océanos en su manto? ¿Quién ha creado el mundo entero? ¿Cuál es su nombre? ¿Y el nombre de su hijo? ¡Dime, si los sabes!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¿Quién subió al cielo y volvió? ¿Quién encerró al viento en su puño? ¿Quién juntó las aguas en su manto? ¿Quién les puso límites a las extremidades del mundo? ¿Me puedes decir su nombre y el de su hijo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¿Quién subió a los cielos, y descendió?° ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su Nombre, y el nombre de su Hijo, si sabes?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 ¿Quién subió a los cielos y luego bajó? ¿Quién recogió el viento en sus puños? ¿Quién envolvió las aguas en un manto? ¿Quién afirmó los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y cuál el de su hijo? ¿Acaso lo sabes?

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Proverbios 30:4
31 Referans Kwoze  

Entonces el desconocido le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado contra Dios y contra los hombres, y has vencido.


¿Puedes sondear la profundidad de Dios, descubrir la perfección del Todopoderoso?


Es más alta que el cielo: ¿qué harás? Más honda que el reino de los muertos: ¿qué podrás saber tú?


Él encerró las aguas en las nubes, sin que el nublado estalle con el peso.


Desde el confín de la tierra alza las nubes, forja rayos para que llueva, saca el viento de sus refugios.


Voy a proclamar el mandato del Señor. Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.


Recordarán al Señor y volverán hacia él desde todos los confines de la tierra; se postrarán ante ti todas las naciones.


Él la cimentó sobre los mares, él la asentó sobre los ríos.


Subiste a la altura, tomaste cautivos; recibiste tributos de los seres humanos, incluso de los mismos rebeldes, hasta tener, Señor Dios, una morada.


Al soplo de tu aliento, los cubrió el mar; como plomo se hundieron en las impetuosas aguas.


Me manifesté a Abrahán, Isaac y Jacob como el Todopoderoso, pero no les revelé mi nombre, el Señor.


Así dice el Señor, el que creó el cielo y es Dios, el que hizo y modeló la tierra; el que la afianzó y no la creó vacía, sino que la hizo habitable: Yo soy el Señor, no hay otro.


Detenido sin defensa ni juicio, ¿quién se ocupó de su suerte? Fue arrancado de la tierra de los vivos, herido por la rebeldía de mi pueblo.


Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: Vedla, la joven está embarazada y va a dar a luz un hijo, al que llamará Dios-con-nosotros.


Para aumentar el señorío con una paz sin fronteras sobre el trono de David; lo asentará en todo su territorio con seguridad y firmeza, con justicia y con derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor del universo piensa ejecutar todo esto.


En sus días estará a salvo Judá, Israel vivirá con tranquilidad, y la gente le pondrá de nombre: «El Señor es nuestra justicia».


[Y luego continuó:] —Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Nadie ha subido al cielo, excepto el que bajó de allí, es decir, el Hijo del hombre.


En cambio, del poder salvador de la fe dice así: No te inquietes preguntando: «¿Quién podrá subir al cielo?» —se sobrentiende que para hacer que Cristo baje—.


Si no cumples cuidadosamente todas las palabras de esta ley, que están escritas en este libro, ni respetas el glorioso y temible nombre del Señor tu Dios,


No está en el cielo, para que preguntes: «¿Quién puede subir al cielo por nosotros para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?».


Sus ojos son como llamas de fuego, múltiples diademas ciñen su cabeza y lleva un nombre escrito que solo él es capaz de descifrar.


El ángel del Señor le respondió: —¿Por qué me preguntas el nombre? Es misterioso.


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