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Proverbios 23:5 - La Palabra (versión española)

5 Te vuelves para mirarla y ya no hay nada, pues le salen alas de águila y desaparece en las alturas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Las riquezas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, porque les saldrán alas y se irán volando como las águilas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 apenas se la ve ya desapareció. Se pone alas e igual que un águila se pierde entre las nubes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pues le echas una mirada, y ya no están, Han echado alas como un águila que vuela a los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 pones los ojos en ellas, y se disipan, pues parecen tener alas como el águila que se remonta hasta los cielos.

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Proverbios 23:5
17 Referans Kwoze  

Entonces su padre, Jacob, les dijo: —¡Me vais a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora me vais a quitar a Benjamín! ¡Todo se vuelve contra mí!


Se acuesta rico, pero ya es el final; abre sus ojos y se encuentra sin nada.


una sombra fugaz que deambula, que en vano se angustia acumulando riquezas que no sabe para quién serán.


pues no es eterna la riqueza, ni dura para siempre la fortuna.


¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión!


¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Todo es ilusión!


¿Por qué gastáis en lo que no es comida? ¿Por qué os fatigáis en lo que no sacia? Escuchadme atentos y comeréis bien, Saborearéis manjares deliciosos;


Pero tú no tienes ojos ni corazón si no es para tu propio provecho, para derramar sangre de inocentes, para oprimir y atropellar.


—Preocúpate de él y no le hagas ningún daño. Y pórtate con él como él mismo te diga.


No acumuléis riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban.


Inculca a los ricos de este mundo que no sean arrogantes y que no pongan su esperanza en algo tan inseguro como el dinero, sino que la pongan en Dios, que nos concede disfrutar de todo en abundancia.


Y es que cuanto hay de malo en el mundo —pasiones carnales, turbios deseos y ostentación orgullosa—, procede del mundo y no del Padre.


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