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Proverbios 20:7 - La Palabra (versión española)

7 El justo procede con rectitud, ¡dichosos los hijos que deja!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Los justos caminan con integridad; benditos son los hijos que siguen sus pasos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El justo que lleva una vida irreprochable; ¡felices sus hijos después de él!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 El justo que camina en su integridad, Deja hijos bienaventurados tras él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 El justo camina en su integridad. ¡Dichosa será su descendencia!

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Proverbios 20:7
18 Referans Kwoze  

Establezco mi alianza contigo y, después de ti, con todas las generaciones que desciendan de ti. Será una alianza perpetua: yo seré tu Dios y el de tus descendientes.


Érase una vez un hombre llamado Job, que vivía en el país de Hus. Era justo, honrado y respetuoso de Dios, y vivía apartado del mal.


En la tierra será poderosa su estirpe, se bendecirá el linaje de los rectos.


El que camina con rectitud, practica la justicia y es sincero en su interior;


Hazme justicia, Señor, pues camino con rectitud. En el Señor confío, jamás dudaré.


Pero yo camino con rectitud, sálvame y apiádate de mí.


El justo es siempre compasivo y presta, ¡bendito sea su linaje!


Una persona de bien deja herencia a sus nietos, la riqueza del pecador será para el justo.


Quien procede honradamente respeta al Señor, el de conducta torcida lo desprecia.


El respeto del Señor da plena confianza, será para sus hijos un refugio.


Más vale pobre de conducta recta que necio de labios perversos.


El que se conduzca y hable con justicia, el que rehúse aprovecharse de la opresión; el que sacuda su mano rechazando el soborno, el que tape su oído a propuestas criminales, el que cierre sus ojos al mal.


Les daré otro corazón y haré que se comporten de tal modo que me respeten continuamente y les vaya bien a ellos y a sus descendientes.


Ambos esposos eran rectos delante de Dios, intachables en el cumplimiento de todos los mandatos y disposiciones del Señor.


Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.


Si de algo nos sentimos orgullosos es de que la conciencia nos asegura que nuestro comportamiento con todo el mundo, y particularmente con vosotros, ha estado presidido por la sencillez y la franqueza que Dios inspira; es decir, ha sido fruto del favor divino y no del humano saber.


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