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Oseas 9:8 - La Palabra (versión española)

8 El profeta es centinela de Efraín y está junto a mi Dios, pero se le tienden trampas en todos los caminos, es odiado en el Templo de su Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Atalaya es Efraín para con mi Dios; el profeta es lazo de cazador en todos sus caminos, odio en la casa de su Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 El profeta es un centinela sobre Israel para mi Dios, sin embargo, dondequiera que va le tienden trampas. Hasta en la casa de Dios enfrenta hostilidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Efraím monta guardia ante mi Dios y el profeta trata de impedir que el enemigo llegue de sorpresa, anunciando el ataque contra el templo de sus ídolos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y el vidente de Efraín profetiza sin contar con su Dios; Es trampa de furtivo en sus caminos, Y subversión en la Casa de su Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Junto a la tienda del profeta espía Efraín: es lazo de pajarero en todos sus caminos, hostilidad en la casa de su Dios.

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Oseas 9:8
42 Referans Kwoze  

Elías, natural de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: —Te juro por el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo, que en estos años no habrá lluvia ni rocío, hasta que yo lo ordene.


Mucho tiempo después, al tercer año, el Señor envió este mensaje a Elías: —Vete y preséntate a Ajab, porque voy a mandar la lluvia sobre la tierra.


Pero ahora manda que se reúna conmigo todo Israel en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y de Astarté, mantenidos por Jezabel.


Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía: —El Señor dice: «¡Con estos cuernos embestirás a los sirios hasta aniquilarlos!».


El espíritu respondió: «Iré y me convertiré en espíritu de mentira en boca de todos sus profetas». El Señor le dijo: «¡Conseguirás confundirlo! Vete y hazlo así».


Miqueas le dijo: —Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.


El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas y les preguntó: —¿Puedo ir a atacar Ramot de Galaad o no? Ellos le respondieron: —Puedes ir, porque el Señor te la va a entregar.


Unos hombres, que estaban enterrando a un muerto, al divisar a estas bandas, arrojaron el muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y cuando entró en contacto con los huesos de Eliseo, el muerto revivió y se puso en pie.


Golpeó entonces las aguas con el manto que se le había caído a Elías y exclamó: —¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías? ¿Dónde está? Volvió a golpear las aguas, que se partieron por la mitad, y Eliseo las atravesó.


Eliseo fue al manantial y echó en él la sal, diciendo: —Así dice el Señor: He purificado estas aguas y no volverán a causar muerte ni esterilidad.


Entonces Eliseo ordenó: —Traedme harina. La echó en la olla y dijo: —Sirve a la gente, para que coman. Y desapareció el veneno de la olla.


Pero el criado respondió: —¿Cómo puedo dar esto a cien personas? Y Eliseo insistió: —Dáselo a la gente, para que coma; pues el Señor ha dicho que comerán y sobrará.


Entonces Naamán bajó al Jordán, se bañó siete veces, como le había mandado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño.


¡Ahora la lepra de Naamán se os pegará para siempre a ti y tus descendientes! Y cuando Guejazí salió de allí llevaba la piel blanca como la nieve.


el capitán había replicado al profeta: «Eso no sucederá, ni aunque el Señor abra las compuertas del cielo». Y entonces el profeta le había respondido: «Tú mismo lo verás, pero no lo catarás».


El capitán, que era el brazo derecho del rey, respondió al profeta: —Eso no sucederá, ni aunque el Señor abra las compuertas del cielo. Eliseo replicó: —¡Tú mismo lo verás, pero no lo catarás!


Escapamos como el pájaro de la trampa que le tienden: se rompió la trampa y escapamos.


Porque, además, el mortal desconoce su momento: como peces atrapados en la red fatal y como pájaros apresados en la trampa, así son atrapados los humanos cuando la desgracia les sobreviene de improviso.


Me descubrieron los guardias que hacían ronda en la ciudad: «¿Habéis visto vosotros al amor de mi vida?».


Sobre tus muros, Jerusalén, he apostado centinelas; ni de día ni de noche permanecen en silencio. Los que se lo recordáis al Señor, no os toméis descanso alguno;


Yo era un cordero llevado al matadero; no sabía que andaban maquinando mi muerte: «Destruyamos el árbol en pleno verdor, vamos a arrancarlo del mundo de los vivos, que su nombre no vuelva a ser mencionado».


Yo respondí: —¡Ay, Señor mi Dios! La culpa es de los profetas que les dicen: «No veréis la espada ni pasaréis hambre; os concederé permanente seguridad en este lugar».


Entre los profetas de Samaría he visto una cosa inmoral: profetizan en nombre de Baal y extravían a mi pueblo Israel.


Un día gritarán los vigías allá por la montaña de Efraín: «Venga, subamos a Sion, allí está el Señor nuestro Dios».


Han curado la herida de mi pueblo, pero solo por encima, diciendo: «Paz, paz», pero no hay paz.


Os di también centinelas: «Atención al toque de trompeta». Pero dijeron: «Ni caso».


Tus profetas te anunciaban falsas e ilusas visiones: no descubrieron tu culpa para hacer cambiar tu suerte; solo te dieron oráculos falaces y seductores.


Por pecados de profetas y culpas de sacerdotes se derramó en su interior sangre de gente inocente.


—Hijo de hombre, te convierto en vigía de Israel. Cuando me oigas hablar, les darás la alarma de mi parte.


Hijo de hombre, te he nombrado centinela de Israel. Si escuchas alguna palabra mía, alértalos de mi parte.


Escuchad esto, sacerdotes; atención, casa de Israel; presta oído, casa real. Contra vosotros es el juicio pues habéis sido trampa en Mispá y una red tendida en el Tabor.


Han llegado los días del castigo, ha llegado el tiempo de la paga. ¡Que lo sepa Israel! Está trastornado el profeta, desvaría el hombre del espíritu a causa de tu gran iniquidad, de la enormidad de tu odio.


Ha llegado al colmo su corrupción, como en los días de Guibeá; pero Dios se acordará de su maldad y castigará sus pecados.


Es como una zarza el mejor de ellos, y el más recto [peor] que mata de espinos. Tú vas a intervenir en el día de la cuenta que tus centinelas han anunciado; con ello llegará su desgracia.


Si yo no hubiera realizado ante ellos cosas que nadie ha realizado, no serían culpables; pero han visto esas cosas y, a pesar de todo, siguen odiándonos a mi Padre y a mí.


Pero si mi infidelidad sirve para destacar y engrandecer la fidelidad de Dios, ¿por qué voy a ser condenado como si fuera un pecador?


Obedeced a vuestros dirigentes y seguid sus instrucciones ya que se desvelan por vosotros como quienes tienen que rendir cuentas a Dios; de esta manera cumplirán con alegría y sin quejas su tarea, pues ¿de qué os serviría que lo hicieran a disgusto?


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