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Oseas 8:7 - La Palabra (versión española)

7 Puesto que siembran viento, cosecharán tempestad. Tampoco tendrán mies ni dará harina la espiga; y si la da, extranjeros la devorarán.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 »Sembraron vientos y cosecharán torbellinos. Los tallos de grano se marchitan y no producen nada para comer. Y aun si hubiera grano, lo comerían los extranjeros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Como siembran vientos, cosecharán tempestades. Su trigo no echará espigas, la espiga no dará harina; y si llega a dar algo, se la comerán los extranjeros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Sembraron viento y cosecharán tempestades, La mies no se logrará, ni la espiga producirá harina,° Y si acaso la produce, la engullirán los extraños.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Siembran vientos, recogerán tempestades. El trigo no tiene espiga, no produce harina; y si la produjera, los extraños se la tragarían.

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Oseas 8:7
22 Referans Kwoze  

pero otras siete espigas, secas y agostadas por el viento solano, brotaban después de ellas


Pul, el rey de Asiria, invadió el país. Pero Menajén pagó a Pul mil talentos de plata para que le ayudase a consolidar el reino en su poder.


Durante su reinado, llegó Tiglatpileser, el rey de Asiria, se apoderó de Iyón, Abel Bet Maacá, Janóaj, Cadés, Jasor, Galaad, Galilea y todo el territorio de Neftalí; y se llevó a sus habitantes deportados a Asiria.


Yo he visto que quien cultiva maldad y siembra desgracia, eso cosecha.


Quien siembra injusticia cosecha desgracias, la vara de su arrogancia se quebrará.


Consumir todos sus días a oscuras, entre grandes disgustos, dolor y rabia.


El mismo día los plantabas y crecían, de mañana germinaba la semilla. Pero un día aciago se pierde la cosecha: ¡un sufrimiento irremediable!


¿Por qué gastáis en lo que no es comida? ¿Por qué os fatigáis en lo que no sacia? Escuchadme atentos y comeréis bien, Saborearéis manjares deliciosos;


Ved al Señor, que llega como fuego, con sus carros igual que el torbellino; descargará enfurecido su cólera, lanzará su bramido entre llamas.


Sembraron trigo, cosecharon cardos; acabaron cansados sin sacar provecho; quedaron decepcionados de su cosecha, por la cólera ardiente del Señor.


Nuestra herencia es de extranjeros, nuestras casas son de extraños.


Perseguirá a sus amantes, pero no los encontrará; los buscará y no los hallará. Entonces dirá: «Volveré a mi primer marido, pues me iba mejor antes que ahora».


Extranjeros devoran su vigor, pero él ni siquiera se entera; las canas cubren su cabeza, pero tampoco se entera.


Efraín ha sido golpeado, sus raíces están secas, no producirá ya fruto. Aunque engendren hijos, haré que muera su fruto querido.


El Señor es paciente, pero fuerte; a ningún culpable deja impune. En el huracán y la tempestad traza su sendero, las nubes son el polvo que levanta a su paso.


Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero sin llegar a disfrutar; os vestís, pero no entráis en calor; y el jornalero echa su salario en bolsa agujereada.


No os hagáis ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará.


Quien siembre para satisfacer sus apetitos desordenados, de ellos cosechará frutos de muerte; mas quien siembre para agradar al Espíritu, el Espíritu le dará una cosecha de vida eterna.


Un pueblo desconocido se comerá los frutos de tu tierra y todo el producto de tu trabajo; te explotará y te maltratará sin parar.


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