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Oseas 4:2 - La Palabra (versión española)

2 Proliferan perjurios y mentiras, asesinatos y robos, adulterios y violencias; los crímenes se multiplican.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Haces votos y los rompes; matas, robas y cometes adulterio. Hay violencia en todas partes: un asesinato tras otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Sólo hay juramentos en falso y mentiras, asesinato y robo, adulterio y violencia, crímenes y más crímenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Se propagan° el perjurio y la mentira, El asesinato y el robo, El adulterio y el libertinaje, Y un charco de sangre toca al otro.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Perjurio, mentira, asesinato, robo y adulterio se propagan; homicidios suceden a homicidios.

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Oseas 4:2
42 Referans Kwoze  

Caín propuso a su hermano Abel que fueran al campo y, una vez allí, Caín atacó a su hermano y lo mató.


Sus habitantes profanan la tierra: violan las leyes, cambian las normas, quebrantan la alianza eterna.


Escuchad esto, casa de Jacob, los que lleváis el nombre de Israel, los que salís de las entrañas de Judá, los que juráis en nombre del Señor e invocáis al Dios de Israel, pero sin verdad ni sinceridad,


¡Que no han enviudado Israel y Judá de su Dios, el Señor del universo! En cambio la tierra caldea es culpable ante el Santo de Israel.


Como el agua fresca de un pozo, así mantiene fresca su maldad: se oye en ella violencia y destrucción, soy testigo de desgracias y de heridas.


Por pecados de profetas y culpas de sacerdotes se derramó en su interior sangre de gente inocente.


Prepara grilletes, que el país está lleno de sangre, que la ciudad rebosa violencia.


Pero como sembrasteis maldad, cosechasteis iniquidad y comisteis el fruto de la mentira. Porque confiaste en tu poder, en la multitud de tus guerreros,


Pronuncian discursos, juran en falso, hacen pactos; pero el derecho es planta venenosa que crece en los surcos del campo.


Más tarde el Señor sacó a Israel de Egipto por medio de un profeta, y por medio de un profeta lo cuidó.


En Sitín habéis cavado una fosa, pero yo los castigaré a todos.


Ciudad de malvados es Galaad, toda empapada de sangre.


Cual banda de ladrones al acecho, así los sacerdotes en grupo asesinan y cometen tropelías en el camino de Siquén.


Cada vez que quiero curar a Israel, se manifiesta el pecado de Efraín y las maldades de Samaría. Y es que practican la mentira; el ladrón entra en las casas y, fuera, hacen estragos los bandidos.


Divierten al rey con su malicia, a los funcionarios con sus mentiras.


Todos ellos son adúlteros; son como un horno ardiendo, aunque no lo atice el panadero, desde que la masa está preparada hasta que llega a fermentar.


Odiáis el bien y amáis el mal, arrancáis la piel a la gente y dejáis sus huesos al desnudo.


Escuchad esto, jefes de Jacob, oíd, gobernantes de Israel, los que detestáis la justicia y violáis todo derecho,


¿Voy a seguir soportando vuestra maldad y el que os hayáis enriquecido inicuamente, usando medidas menguadas y detestables?


No hay en el país ninguno que sea fiel, no queda ningún justo entre la gente; todos acechan para derramar sangre, se tienden trampas unos a otros.


¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora!


El ángel me dijo: —Es la maldición que abarca a toda esta tierra, pues por una cara lleva escrito: «ningún ladrón quedará impune»; y por la otra cara: «ningún perjuro quedará impune».


—Así dice el Señor del universo: Juzgad con justicia y equidad, y practicad con vuestros hermanos el amor y la fidelidad.


De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar.


¿Hubo algún profeta al que no persiguieran vuestros antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del único justo a quien ahora vosotros habéis entregado y asesinado.


No pronunciarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo al que tal haga.


que fueron los que mataron a Jesús, el Señor, y a los profetas. Los mismos que ahora nos persiguen a nosotros, desagradan a Dios y se hacen enemigos de todo ser humano,


Y vi cómo la mujer se emborrachaba con la sangre de los consagrados a Dios y de los que fueron mártires por amor a Jesús.


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