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Oseas 2:20 - La Palabra (versión española)

20 En aquel día estableceré a favor de ellos un pacto con las bestias del campo, con las aves que surcan el cielo y los reptiles que se arrastran por la tierra; en el país quebraré el arco, la espada y la guerra para que puedan descansar seguros.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Te seré fiel y te haré mía, y por fin me conocerás como el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Ese día haré un pacto con las fieras salvajes, con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra, para que no le hagan daño. Romperé el arco y la espada, alejaré de su tierra la guerra, y haré que la gente duerma segura ahí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a YHVH.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Aquel día haré en su favor un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; quebraré y arrojaré del país arcos, lanzas y espadas y haré que descansen tranquilos.

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Oseas 2:20
31 Referans Kwoze  

y con todos los animales que os han acompañado: aves, ganados y bestias; con todos los animales que salieron del arca y ahora pueblan la tierra.


Juzgará entre nación y nación, arbitrará a pueblos numerosos. Convertirán sus espadas en arados, harán hoces con sus lanzas. No se amenazarán las naciones con la espada, ni se adiestrarán más para la guerra.


Ya no te llamarán «Abandonada», ni dirán a tu tierra «Desolada», pues te llamarán «Querida mía», dirán a tu tierra «Desposada»; pues el Señor te quiere a ti y tu tierra tendrá ya marido.


Les daré un corazón capaz de conocerme, de reconocer que yo soy el Señor; y serán mi pueblo y yo seré su Dios, cuando vuelvan a mí de todo corazón.


No temas, siervo mío, Jacob —oráculo del Señor—, no tengas miedo, Israel. Te traeré ya libre, de lejos, traeré a tus hijos del destierro; Jacob volverá y descansará, tranquilo y sin sobresaltos,


Me alegraré de poder hacerles el bien; los plantaré de verdad en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma.


Ya está llegando el tiempo —oráculo del Señor— en que voy a pedir cuentas a todos los circuncisos:


Estableceré mi alianza contigo y tendrás que reconocer que yo soy el Señor,


Pasé junto a ti y, al verte, me di cuenta que te había llegado el tiempo del amor. Extendí entonces mi manto y cubrí tu desnudez, e hice alianza contigo bajo juramento —oráculo del Señor Dios—. Así fuiste mía.


Haré con ellos una alianza de paz y expulsaré para siempre del país a las fieras salvajes. Habitarán tranquilamente en la estepa y dormirán en los bosques.


Los árboles del campo darán su fruto y la tierra producirá su cosecha; así estarán tranquilamente en su tierra. Y reconocerán que yo soy el Señor cuando rompa las ataduras de su yugo y los libere de quienes los mantienen esclavizados.


Así me revelaré en mi grandeza y mi santidad, numerosas naciones percibirán mi presencia y reconocerán que yo soy el Señor.


Pero yo que soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto —tú no conoces a otro Dios ni tienes otro salvador fuera de mí—,


Quitaré de su boca los nombres de los baales y no los recordará más.


Porque quiero amor y no sacrificio, conocer a Dios y no holocaustos.


La trilla se alargará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra; comeréis vuestro pan hasta saciaros y viviréis seguros en vuestra tierra.


Yo garantizaré que haya paz en la tierra y podréis descansar sin que nadie turbe vuestro sueño; haré desaparecer de vuestra tierra los animales dañinos, y la espada enemiga no pasará por vuestro país.


Él será juez de pueblos numerosos, arbitrará a naciones poderosas y lejanas. Convertirán sus espadas en arados, harán hoces con sus lanzas. No se amenazarán las naciones con espadas, ni se adiestrarán más para la guerra.


Destruirá los carros de guerra de Efraín y aniquilará la caballería de Jerusalén; quebrará los arcos de guerra y anunciará la paz a las naciones. Dominará de un mar a otro mar, desde el río Éufrates hasta los confines de la tierra.


[Y luego continuó:] —Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Y la vida eterna consiste en que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a Jesucristo como tu enviado.


En realidad no lo conocéis; yo, en cambio, lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como vosotros. Pero yo lo conozco y cumplo sus mandatos.


Pues el mismo Dios que dijo: Resplandezca la luz desde el seno de las tinieblas, para que irradiemos la luz del conocimiento glorioso de Dios reflejado en el rostro de Cristo.


Más aún, sigo pensando que todo es deleznable en comparación con lo sublime que es conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.


Vuestro estilo de vida será así totalmente digno y agradable al Señor, daréis fruto en toda suerte de obras buenas y creceréis en el conocimiento de Dios.


Por su causa soporto todas estas penalidades. Pero no me avergüenzo; sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que tiene poder para proteger hasta el día del juicio la enseñanza que me ha confiado.


Ya nadie tendrá que enseñar a su vecino ni tendrá que instruir a su hermano diciendo: «reconoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor.


Pero nosotros pertenecemos a Dios, y nos escuchan los que conocen a Dios. No nos escuchan, en cambio, los que no conocen a Dios. Ahí tenéis la piedra de toque para discernir dónde está el error y dónde la verdad.


Sabemos, en fin, que el Hijo de Dios ha venido y ha iluminado nuestras mentes para que conozcamos al Verdadero. Y nosotros estamos unidos al Verdadero y a su Hijo Jesucristo, que es Dios verdadero y vida eterna.


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