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Oseas 10:5 - La Palabra (versión española)

5 Los habitantes de Samaría tiemblan por el becerro de Bet-Avén; el pueblo y sus sacerdotes hacen duelo por él, por su gloria, ahora que ha sido deportado.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Por las becerras de Bet-avén serán atemorizados los moradores de Samaria; porque su pueblo lamentará a causa del becerro, y sus sacerdotes que en él se regocijaban por su gloria, la cual será disipada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 La gente de Samaria tiembla de miedo por su ídolo, el becerro en Bet-avén, y está de luto por él. Aunque sus sacerdotes se regocijan en él, su gloria será arrebatada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los habitantes de Samaria se lamentan por su ternero de Betavén; su pueblo hace duelo por el ternero, y los sacerdotes lloran a su glorioso ídolo;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Los habitantes de Samaria temen por el becerro de Bet-avén, El pueblo y sus sacerdotes° se enlutan por su dios,° Se revuelcan, porque su gloria es llevada en cautiverio,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Por el becerro de Bet Avén tiemblan los habitantes de Samaría: su pueblo está de luto por él, por él hacen duelo sus sacerdotes, porque su gloria emigró lejos de él.

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Oseas 10:5
20 Referans Kwoze  

Sin embargo, Jehú no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel: los becerros de oro de Betel y Dan.


Abandonaron los mandamientos del Señor, su Dios: se fabricaron dos becerros de metal fundido y una representación de Astarté y adoraron a todas las fuerzas astrales y a Baal.


Destituyó a los sacerdotes instituidos por los reyes de Judá para quemar incienso en los santuarios de las ciudades de Judá y alrededores de Jerusalén y a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todos los astros celestes.


Y es que Jeroboán había nombrado sus propios sacerdotes para los santuarios locales y para las imágenes de sátiros y becerros que había mandado fabricar.


Y ahora vosotros pretendéis enfrentaros al reino del Señor, regido por los descendientes de David, porque os sabéis numerosos y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboán os impuso por dioses.


Se desploman y caen a la vez, no pueden salvar a quien los carga, ellos mismos van al destierro.


Con todo, aún siguen pecando: con su plata se fabrican estatuas, ídolos fundidos con destreza, obra de expertos artesanos. Luego dicen: «Ofrecedles sacrificios»; y rinden homenaje a los becerros.


Si tú, Israel, te prostituyes, que Judá no se haga culpable. No vayáis a Guilgal, no subáis a Bet-Avén y no juréis diciendo: «Vive el Señor».


Tocad el cuerno en Guibeá, la trompeta en Ramá, dad el grito de guerra en Bet-Avén. ¡Te atacan por la espalda, Benjamín!


No te alegres Israel, no saltes de júbilo como hacen otros pueblos; porque te has prostituido abandonando a tu Dios, has recibido paga de prostituta en todas las eras donde se trilla el trigo.


Como pájaro que vuela se disipa la gloria de Efraín. No habrá nacimientos, ni gestaciones, ni concepciones.


Porque el día en que pida cuentas a Israel de todos sus delitos destruiré también los altares de Betel, serán arrancados los salientes del altar y caerán por tierra.


Extenderé mi mano contra Judá y contra todas las gentes de Jerusalén; borraré de este lugar hasta el último rastro de Baal: a todos sus servidores y sacerdotes;


Esto no solamente trae consigo el riesgo de desacreditar nuestra profesión, sino de que se pierda el respeto al templo de nuestra gran diosa Artemisa y cese el culto que actualmente se rinde a su divina grandeza en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.


Josué mandó unos hombres desde Jericó hasta Ay, que está junto a Bet-Avén, al oriente de Betel, con este encargo: —Id a explorar la comarca. Los hombres fueron y exploraron Ay.


Respondió: —Me habéis quitado mi dios, el que yo me había hecho, y me habéis arrebatado a mi sacerdote. Os marcháis sin dejarme nada y encima me decís: «¿Qué te sucede?».


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