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Números 25:11 - La Palabra (versión española)

11 —Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, ha apartado de los israelitas mi furor, saliendo en mi defensa en medio de ellos y evitando así que mi furor los aniquilara.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, alejó mi enojo de los israelitas porque demostró entre ellos el mismo celo que yo. Así que dejé de destruir a todo Israel, como pensaba hacerlo a causa del enojo de mi celo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Finjas, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, alejó mi cólera de los israelitas cuando se mostró lleno de celo por mí en medio de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Finees ben Eleazar, hijo de Aarón, el sacerdote, ha desviado mi furor de sobre los hijos de Israel, al mostrar su celo por mí en medio de ellos, por lo cual Yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 'Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha alejado mi cólera contra los israelitas por haber mostrado su celo por mí en medio de ellos; por eso yo, en mi celo, no he aniquilado a los israelitas.

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Números 25:11
24 Referans Kwoze  

y enterraron los restos de Saúl y de su hijo Jonatán en territorio de Benjamín, en Selá, en la sepultura de Quis, el padre de Saúl. Se hizo todo lo que mandó el rey y, después de esto, Dios se apiadó del país.


Judá ofendió al Señor provocando su ira más que sus antepasados con los pecados que cometieron.


Pensaba el Señor exterminarlos, pero Moisés, su elegido, intercedió delante de él para calmar su furia destructora.


Entonces surgió Finés, hizo justicia y la plaga se detuvo.


Esto se le contó en su haber de padres a hijos para siempre.


Lo enfurecieron con sus altares, con sus ídolos le dieron celos.


No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso que castiga en sus hijos, nietos y biznietos la maldad de los padres que me aborrecen;


Si alguien prende fuego y este se propaga por los matorrales quemando las gavillas o las mieses sin segar, o incluso el campo entero, el causante del incendio pagará los daños.


No adores a dioses extranjeros porque yo, el Señor, llevo el nombre de «Celoso» y soy un Dios celoso.


Te aplicaré el castigo de las adúlteras y de las homicidas, descargaré sobre ti el furor que me provocan los celos.


El Señor es Dios celoso y vengador, él toma venganza con gran indignación; el Señor se venga de sus adversarios, se enoja contra sus enemigos.


Ni su plata ni su oro podrán librarlos cuando se encienda la ira del Señor; el fuego ardiente de su celo consumirá totalmente la tierra, y acabará de forma aterradora con todos los que la habitan.


Así pues, esperad el día —oráculo del Señor— en que me ponga en pie para acusaros, pues he decidido reunir a las naciones y congregar en uno a todos los reinos para descargar sobre ellos mi enojo y todo el furor de mi ira, hasta que mi ardiente celo devore totalmente la tierra.


El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:


El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero quien no cree en él, no experimentará esa vida, sino que está bajo el peso de la ira de Dios.


A no ser que pretendamos provocar la ira del Señor. ¿Nos creemos acaso más fuertes que él?


Os quiero tanto que me abrasan unos celos que provienen de Dios, pues os he desposado con un solo marido presentándoos a Cristo como si fuerais una virgen pura.


El Señor la apartará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las maldiciones de la alianza escritas en este libro de la ley.


Provocaron sus celos con dioses extraños, lo enojaron con abominaciones.


Provocaron mis celos adorando a quien no es Dios, me han enojado con sus ídolos vanos; ahora yo provocaré sus celos con un pueblo que no es pueblo; los irritaré con una nación insensata.


ya que el Señor tu Dios es fuego devorador, es un Dios celoso.


Al efecto, los israelitas enviaron al país de Galaad, donde estaban los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, al sacerdote Finés, hijo de Eleazar,


Entonces Josué dijo al pueblo: —No sé si seréis capaces de rendir culto al Señor, pues es un Dios santo, un Dios celoso, que no perdonará vuestras rebeldías ni vuestros pecados.


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