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Nehemías 3:5 - La Palabra (versión española)

5 También los tecoítas colaboraron en la obra, si bien sus notables rehusaron participar en la obra de sus señores.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Contiguo a ellos estaban los habitantes de Tecoa, aunque sus líderes se negaron a trabajar con los supervisores de la construcción.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 La gente de Tecoa se puso a trabajar pero sus jefes no se dignaron trabajar para su Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Junto a ellos repararon los tecoítas, pero sus nobles no doblegaron su cerviz° ante la obra de su Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 También trabajaban a su lado los de Técoa, cuyos notables, sin embargo, no doblegaron su cuello al servicio de su señor.

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Nehemías 3:5
17 Referans Kwoze  

Entonces mandó que le trajeran de Tecoa una mujer astuta que vivía allí. Joab le dijo: —Finge que estás de luto, ponte ropa de luto y no te eches perfume, para que parezcas una mujer que desde hace tiempo guarda luto por un difunto.


Además fortificó Belén, Etán, Tecoa,


Los tecoítas repararon el tramo que está frente a la Gran Torre que sobresale hasta llegar al muro del Ófel,


Junto a ellos participaron en la restauración Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos, y también Mesulán, hijo de Berequías y nieto de Mesezabel, junto con Sadoc, hijo de Baaná.


La Puerta Vieja fue restaurada por Joyadá, hijo de Paséaj, y por Mesulán, hijo de Besodías, quienes pusieron las vigas y colocaron las hojas de las puertas con sus cerraduras y sus barras.


A Sedecías, rey de Judá, le hablé de idéntica manera: Poned vuestro cuello bajo el yugo del rey de Babilonia y someteos a él y a su pueblo, si queréis seguir con vida.


—Así dice el Señor: Hazte unas correas y un yugo, y échatelo al cuello.


Y si una nación o reino no se somete a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no pone su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, yo mismo castigaré a esa nación con la espada, el hambre y la peste —oráculo del Señor—, hasta que haya acabado con ellos por medio de él.


Buscad refugio, benjaminitas, buscadlo fuera de Jerusalén; tocad la trompeta en Tecoa, alzad una enseña en Bet Queren, pues acecha por el norte una desgracia, se cierne un desastre imponente.


Palabras que Amós, uno de los pastores de Tecoa, recibió sobre Israel en visión profética en tiempos de Ozías, rey de Judá, y de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.


¡Poned mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontraréis descanso para vuestro espíritu,


Así pues, ¿por qué queréis ahora poner a prueba a Dios, imponiendo a los creyentes una carga que ni vuestros antepasados ni nosotros mismos hemos podido soportar?


Basta, hermanos, con que os fijéis en cómo se ha realizado vuestra elección: no abundan entre vosotros los que el mundo considera sabios, poderosos o aristócratas.


Maldecid a Meroz, maldecidla, dice el ángel del Señor, maldecid a sus moradores: porque no vinieron en ayuda del Señor, en ayuda del Señor, entre los héroes.


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