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Nahúm 1:3 - La Palabra (versión española)

3 El Señor es paciente, pero fuerte; a ningún culpable deja impune. En el huracán y la tempestad traza su sendero, las nubes son el polvo que levanta a su paso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El Señor es lento para enojarse, pero su poder es grande y nunca deja sin castigo al culpable. Da muestras de su poder en el torbellino y la tormenta; las nubes ondulantes son el polvo bajo sus pies.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Yavé es lento a la cólera pero tremendo en su poder y no deja pasar nada. Camina entre tempestades y huracanes, y las nubes son el polvo de sus pies.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 YHVH es lento para la ira, grande en paciencia, Pero no tendrá por inocente al culpable. b YHVH camina en el torbellino y en la tormenta, Y las nubes son el polvo de sus pasos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Bet. Yahveh es paciente y también omnipotente. Yahveh no deja impune al culpable. Tempestad y huracán son su camino, las nubes son el polvo de sus pasos.

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Nahúm 1:3
33 Referans Kwoze  

Inclinó los cielos y descendió caminando sobre la densa niebla.


No quisieron escucharte, no se acordaron de las maravillas que hiciste en su favor; rebeldes y tozudos, se empeñaron en regresar a su situación de esclavitud. Pero tú eres un Dios que perdona, un Dios clemente y compasivo, lento a la ira y rico en amor. Así que no los abandonaste,


si pecaba, me estarías vigilando y no disculparías mis fallos;


El Señor se dirigió a Job desde la tormenta:


Dios es sabio y poderoso, ¿quién le hace frente y queda ileso?


El Señor es clemente y compasivo, paciente y lleno de amor.


Alzas tus aposentos sobre las aguas, haces de las nubes tu carroza, en alas del viento caminas;


El Señor es clemente y compasivo, paciente y grande en amor.


Nuestro Dios es grande y poderoso, es infinita su sabiduría.


Ya viene nuestro Dios, no callará; un fuego devorador lo precede, a su alrededor estalla la tormenta.


Solo una cosa ha dicho Dios, dos cosas yo he oído: que de Dios es el poder


Decid a Dios: «¡Son admirables tus obras!». Por tu gran poder tus enemigos se rinden.


El Señor cabalga sobre tenue nube, vedlo entrando en Egipto; tiemblan ante él los ídolos de Egipto, el corazón de Egipto flaquea por dentro.


intervendrá el Señor del universo con trueno, temblor y estruendo, con vendaval, tempestad y llama devoradora.


Ved al Señor, que llega como fuego, con sus carros igual que el torbellino; descargará enfurecido su cólera, lanzará su bramido entre llamas.


Miradlo avanzar como las nubes, sus carros igual que el torbellino, sus caballos más ligeros que las águilas. ¡Ay de nosotros, seremos devastados!


Después, mientras contemplaba la visión nocturna, vi venir sobre las nubes del cielo a alguien que parecía un ser humano. Cuando llegó junto al anciano, lo presentaron ante él


Puesto que siembran viento, cosecharán tempestad. Tampoco tendrán mies ni dará harina la espiga; y si la da, extranjeros la devorarán.


Rasgad vuestro corazón en lugar de vuestros vestidos; volveos al Señor, vuestro Dios, que es misericordioso y compasivo, lento para airarse y lleno de amor, siempre dispuesto a no hacer mal.


y oró al Señor con estas palabras: —¡Oh, Señor! ¿Acaso no era esto lo que yo me decía mientras estaba en mi tierra? Por esto me apresuré a huir hacia Tarsis, porque yo sabía que tú eres un Dios benévolo y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor; yo sabía que te retractas del castigo.


El Señor se manifestará a su lado disparando flechas como relámpagos; hará el Señor resonar la trompeta y avanzará entre los torbellinos del sur.


«El Señor es tardo para la ira y abundante en misericordia; el Señor perdona la iniquidad y la rebelión, pero no las deja impunes, sino que castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación».


Jesús le respondió: —Tú lo has dicho. Y añadiré que más adelante veréis al Hijo del hombre sentado junto al Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.


Sabed, hermanos míos queridos, que es preciso ser diligentes para escuchar, parcos al hablar y remisos en airarse,


¡Mirad cómo viene entre las nubes! Todos lo verán, incluso quienes lo traspasaron, y todas las naciones de la tierra prorrumpirán en llanto por su causa. Sí. Amén.


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