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Nahúm 1:2 - La Palabra (versión española)

2 El Señor es Dios celoso y vengador, él toma venganza con gran indignación; el Señor se venga de sus adversarios, se enoja contra sus enemigos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 El Señor es Dios celoso, lleno de ira y venganza. ¡Él toma venganza de todos los que se le oponen y persiste en su furia contra sus enemigos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Yavé es un Dios celoso y vengador. Se venga contra sus adversarios y su ira es terrible.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 a YHVH es Dios celoso y justiciero, YHVH se indigna y toma venganza, YHVH toma venganza de sus enemigos, La reserva para sus adversarios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Álef. Dios celoso y vengador es Yahveh, vengador es Yahveh y furibundo, Yahveh se venga de sus adversarios, es implacable con sus enemigos.

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Nahúm 1:2
42 Referans Kwoze  

Para que el malvado sacie su vientre, Dios le enviará su cólera ardiente, como lluvia que le sirva de alimento.


¡Dios justiciero, Señor, Dios justiciero, muéstrate!


No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso que castiga en sus hijos, nietos y biznietos la maldad de los padres que me aborrecen;


No adores a dioses extranjeros porque yo, el Señor, llevo el nombre de «Celoso» y soy un Dios celoso.


que mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la desobediencia, la rebeldía y los pecados, aunque no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, en los biznietos y en los tataranietos!


El Señor sale como un guerrero, excita su ardor como un soldado; lanza el grito, el alarido de guerra, se muestra valiente ante sus enemigos.


¡Espabila, Jerusalén, espabila y ponte en pie! Ya has bebido de manos del Señor la copa de su cólera, ya apuraste hasta el fondo el cáliz que aturde.


Tus hijos yacen extenuados a la vuelta de todas las esquinas, lo mismo que un ciervo en la red; traspasados por la ira del Señor, por el grito furibundo de tu Dios.


Ved al Señor, que llega como fuego, con sus carros igual que el torbellino; descargará enfurecido su cólera, lanzará su bramido entre llamas.


Así me dijo el Señor, Dios de Israel: —Toma esta copa del vino de la cólera que te doy, y házsela beber a todas las naciones adonde voy a enviarte.


Desde siempre, los profetas que nos precedieron a ti y a mí profetizaron a numerosos países y grandes reinos, anunciando guerras, desastres y peste.


¿me guardarás rencor por siempre?, ¿me vas a vigilar eternamente?». Así hablabas, mientras hacías todas las maldades que podías.


Tal vez así lleguen sus súplicas ante el Señor y abandone cada cual su mala conducta, porque son enormes la ira y la cólera con las que ha hablado el Señor a este pueblo.


Circuncidaos para el Señor, extirpad el prepucio de vuestros corazones, gente de Judá y de Jerusalén; para que no estalle mi ira como fuego y arda sin que nadie la extinga, a causa de vuestras malas acciones.


¡Lanzad el alarido, rodeadla! La ciudad se ha entregado, sus pilares se desploman, se derrumban sus murallas. Es la venganza del Señor, vengaos también vosotros de ella: hacedle lo que ella hizo.


Colmó el Señor su furor, derramó su ardiente cólera y prendió un fuego en Sion que calcinó sus cimientos.


Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel; di a los montes, a las colinas, a las vaguadas y a los valles: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, hablando lleno de celo y de cólera, pues habéis tenido que soportar el ultraje de las naciones.


Aquel día, cuando Gog llegue para atacar la tierra de Israel —oráculo del Señor Dios—, se excitarán mi furor, mi cólera


y mi pasión. Afirmo, enardecido por la ira, que aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel.


Por eso, así dice el Señor Dios: Ahora cambiaré la suerte de Jacob, me compadeceré de toda la comunidad de Israel y defenderé con pasión mi santo nombre.


Daré así satisfacción a mi ira, descargaré mi cólera contra ellos y me quedaré a gusto. Y así reconocerán que yo, el Señor, hablaba lleno de celos cuando descargaba mi cólera contra ellos.


El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada, el que sobreviva morirá de hambre. Me serviré de ellos para dar satisfacción a mi cólera.


Pues también yo actuaré con cólera; no pienso compadecerme ni perdonarlos. Me llamarán a gritos, pero no les prestaré atención.


Lleno de amor por su tierra, el Señor se compadeció de su pueblo


yo me enfrentaré contra vosotros con ira y os castigaré también siete veces más por vuestras transgresiones:


¿Qué Dios perdona el pecado y pasa por alto, como haces tú, las culpas al resto de su heredad? No mantendrá por siempre su ira, pues se complace en el amor.


Así que el ángel que hablaba conmigo me dijo: —Proclama: «Esto dice el Señor del universo: Estoy profundamente enamorado de Jerusalén y de Sion,


Así dice el Señor del universo: estoy profundamente enamorado de Sion y siento por ella una ardiente pasión.


—Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, ha apartado de los israelitas mi furor, saliendo en mi defensa en medio de ellos y evitando así que mi furor los aniquilara.


Y no os toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido —dice el Señor—.


ya que está al servicio de Dios para hacer el bien. Pero, si te portas mal, teme lo peor, pues no en vano está dotada de poderes eficaces al servicio de Dios para castigar severamente a los que hacen el mal.


ya que el Señor tu Dios es fuego devorador, es un Dios celoso.


pero que castiga y hace perecer a aquellos que lo aborrecen. No tarda en darles su merecido.


Conocemos, en efecto, a quien ha dicho: A mí me corresponde tomar venganza; yo daré a cada uno según su merecido. Y también: El Señor es quien juzgará a su pueblo.


Entonces Josué dijo al pueblo: —No sé si seréis capaces de rendir culto al Señor, pues es un Dios santo, un Dios celoso, que no perdonará vuestras rebeldías ni vuestros pecados.


El Señor sabe librar de la prueba a los creyentes y reservar, en cambio, a los impíos para castigarlos el día del juicio;


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