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Miqueas 1:2 - La Palabra (versión española)

2 ¡Escuchad, pueblos todos! Presta atención, tierra, y todo cuanto la llena: El Señor Dios en su santo Templo va a testimoniar contra vosotros.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El Señor Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que escuchen todos los pueblos; que ponga atención la tierra y todo lo que contiene, pues Yavé sale de su palacio santo para declarar en contra de ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Escuchad, pueblos todos! Atiende, oh tierra, y cuanto hay en ti, Sea Adonay YHVH testigo contra vosotros, Sí, Adonay desde su santo templo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¡Escuchad, pueblos todos! ¡Atiende, tierra, y cuanto contienes! Sea testigo el Señor Yahveh contra vosotros, el Señor desde su santo templo.

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Miqueas 1:2
33 Referans Kwoze  

Miqueas le dijo: —Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.


Miqueas le dijo: —Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.


El Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos están observando, su mirada sondea a los humanos:


Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el mundo y quienes lo habitan.


Escucha mi grito de súplica cuando te invoco, cuando alzo mis manos hacia tu santuario.


El Señor, el Dios de dioses, habló y convocó a la tierra desde el levante al poniente.


Si tuviera hambre no te lo diría, pues mía es la tierra y cuanto la llena.


Escucha, pueblo mío, y hablaré; Israel, contra ti yo testifico: «Yo soy Dios, tu Dios.


«A vosotros, seres humanos, os llamo, a vosotros dirijo mi pregón.


Oye, cielo; escucha, tierra, porque va a hablar el Señor. Hijos hermosos crié, que se han vuelto contra mí.


Habitantes del mundo, moradores de la tierra, mirad cuando se alce una enseña en los montes, escuchad cuando oigáis el sonido del cuerno.


Pero el Señor Dios es mi ayuda, por eso no sentía los insultos; por eso endurecí mi cara como piedra, sabiendo que no quedaría defraudado.


¡Tierra, tierra, tierra, escucha la palabra del Señor!


porque perpetraron infamias en Israel, cometieron adulterio con las mujeres de otros y hablaron mentiras en mi nombre, algo que no les mandé. Lo sé personalmente, y doy testimonio de ello». —Oráculo del Señor.


Ellos dijeron a Jeremías: —Que el Señor sea testigo veraz y firme contra nosotros si no hacemos todo lo que el Señor, tu Dios, te mande decirnos.


escucha también tú, tierra, lo que voy a hacer con ellos: Traeré sobre este pueblo un desastre, como fruto de sus maquinaciones, pues no escucharon mis palabras, despreciaron lo que yo les ordenaba.


Me hundí hasta el cimiento de los montes; la tierra se cerraba tras de mí para siempre. Sin embargo tú, Señor Dios mío, me hiciste salir vivo de la tumba.


Estando ya sin aliento, me acordé del Señor y elevé hacia ti mi oración, hacia tu santo Templo.


Mas el Señor está en su santo Templo, ¡que calle ante él toda la tierra!


«¿Por qué sucede así?» —os preguntáis—. Pues porque el Señor es testigo de que tú has sido infiel a la esposa de tu juventud, la esposa y compañera con quien te comprometiste.


Así dice ahora el Señor del universo: Voy a entablar juicio contra vosotros y a testificar diligentemente contra los hechiceros, adúlteros o perjuros, contra los que defraudan al jornalero en su salario, contra los que oprimen a la viuda y al huérfano, o sojuzgan al extranjero y no sienten ningún respeto por mí.


Escuchad, cielos, que voy a hablar; oye, tierra, las palabras de mi boca.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no será presa de la segunda muerte.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré también una piedra blanca en la que hay escrito un nombre nuevo, que solo quien lo reciba podrá descifrar.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Respondieron a Jefté los ancianos de Galaad: —Que el Señor nos lo demande si no hacemos lo que dices.


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