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Mateo 9:22 - La Palabra (versión española)

22 Pero Jesús se volvió y, al verla, le dijo: —Ánimo, hija, tu fe te ha sanado. Y en aquel mismo instante la mujer recuperó la salud.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Jesús se dio vuelta, y cuando la vio le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado». Y la mujer quedó sana en ese instante.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: 'Animo, hija; tu fe te ha salvado. Y desde aquel momento, la mujer quedó sana.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Jesús entonces volviéndose, la miró y le dijo: ¡Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado! Y la mujer fue salva desde aquella hora.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: '¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado'. Y quedó curada la mujer desde aquel momento.

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Mateo 9:22
15 Referans Kwoze  

Entonces Jesús le respondió: —¡Grande es tu fe, mujer! ¡Que se haga lo que deseas! Y su hija quedó curada en aquel mismo instante.


Enseguida dio una orden, salió del muchacho el demonio y en aquel mismo instante quedó curado.


Luego dijo Jesús al oficial: —Vete a tu casa y que se haga como creíste. En aquel mismo momento, el asistente quedó curado.


Allí le llevaron un paralítico echado en una camilla. Viendo Jesús la fe de los que lo llevaban, dijo al paralítico: —Ánimo, hijo. Tus pecados quedan perdonados.


Entonces les tocó los ojos y dijo: —Que se haga en vosotros conforme a la fe que tenéis.


Jesús le dijo: —Puedes irte. Tu fe te ha sanado. Al punto recobró la vista y siguió a Jesús por el camino.


Jesús le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz, libre ya de tu enfermedad.


Y le dijo: —Levántate y vete. Tu fe te ha sanado.


Jesús le dijo: —Recobra la vista. Tu fe te ha sanado.


Pero Jesús dijo a la mujer: —Tu fe te ha salvado. Vete en paz.


Jesús le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz.


El padre comprobó que esa fue precisamente la hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo está bien», y creyeron en Jesús él y todos los suyos.


Estaba escuchando con atención las palabras de Pablo, cuando este fijó su mirada en él y percibió que tenía bastante fe para ser sanado.


Hizo esto durante muchos días, hasta que Pablo, ya harto, se enfrentó con el espíritu y le dijo: —¡En nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Decir esto y abandonarla el espíritu, fue todo uno.


Porque el evangelio nos ha sido anunciado tanto a nosotros como a ellos; solo que a ellos de nada les sirvió haberlo oído al no estar unidos mediante la fe a quienes lo escucharon.


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