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Mateo 1:20 - La Palabra (versión española)

20 Estaba pensando en esto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, descendiente de David, no tengas reparo en convivir con María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: 'José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a Miriam tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Mientras andaba cavilando en ello, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: 'José, hijo de David, no temas llevarte a casa a María tu esposa, porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo.

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Mateo 1:20
38 Referans Kwoze  

Y en el sueño, el ángel de Dios me dijo: «Jacob». Yo le respondí: «Aquí estoy».


—Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.


Elías le dijo: —No te apures. Anda y haz lo que dices. Pero primero prepárame de ahí un panecillo y tráemelo. Después podrás hacerlo para ti y para tu hijo.


Por la noche el Señor se apareció allí en sueños a Salomón y le dijo: —Pídeme lo que quieras.


Yo soy tu siervo, instrúyeme para que pueda conocer tus mandatos.


Anúnciame tu amor por la mañana, que en ti confío; enséñame qué senda he de seguir, que a ti te anhelo.


Cuando me invaden las penas, tus consuelos me dan alegría.


Los justos tienen intenciones rectas; los malvados, planes traicioneros.


Su propósito es firme, va atesorando bienestar, pues confía en ti.


Tus oídos oirán una palabra sonando así a tus espaldas: Este es el camino que seguirás cuando camines a derecha o a izquierda.


Escuchadme, los que conocéis la salvación, pueblo mío, a quien instruyo: no temáis las afrentas humanas, no tengáis miedo a los ultrajes:


Contestó entonces [Isaías]: —Escucha, heredero de David, ¿os parece poco cansar a simples humanos que tratáis también de cansar a mi Dios?


Comunicaron al heredero de David que los sirios habían acampado en Efraín. Entonces se estremeció su corazón y también el corazón de su pueblo lo mismo que los árboles del bosque azotados por el viento.


¿hasta cuándo andarás errante, muchacha rebelde? El Señor ha creado algo nuevo en el país: ¡La mujer cortejará al varón!


lo es que no voy a impedir que surjan de la estirpe de Jacob y de mi siervo David personas que gobiernen a la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob, pues voy a cambiar su suerte y me compadeceré de ellos.


Godolías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, les hizo este juramento a ellos y a sus hombres: —No tengáis miedo de someteros a los caldeos. Quedaos en el país, vivid sometidos al rey de Babilonia y os irá bien.


y el Señor les dijo: —Oíd mis palabras. Cuando un profeta surja entre vosotros, yo, el Señor, me revelaré a él en visiones y hablaré con él por medio de sueños;


El nacimiento de Jesús, el Mesías, fue así: María, su madre, estaba prometida en matrimonio a José; pero antes de convivir con él quedó embarazada por la acción del Espíritu Santo.


Y advertidos en un sueño para que no volvieran adonde estaba Herodes, regresaron a su país por otro camino.


Cuando se marcharon los sabios, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: —Levántate, toma al niño y a su madre, huye con ellos a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.


Después de muerto Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José, en Egipto,


Pero al enterarse de que Arquelao, hijo de Herodes, reinaba en Judea en lugar de su padre, tuvo miedo de ir allá. Así que, advertido en un sueño, se dirigió a la región de Galilea


Mientras el gobernador estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió este recado: «Ese hombre es inocente. No te hagas responsable de lo que le suceda. Esta noche he tenido pesadillas horribles por causa suya».


Entonces el ángel dijo a las mujeres: —No temáis. Ya sé que estáis buscando a Jesús, el que fue crucificado.


El ángel le contestó: —Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios. Él me envió a hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.


Por esta razón, también José, que era descendiente del rey David, se dirigió desde Nazaret, en la región de Galilea, a Belén, la ciudad de David, en el territorio de Judea,


Pero un ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la prisión y los hizo salir diciéndoles:


Alegrémonos y gocémonos y ensalcemos su grandeza, porque ha llegado el momento de las bodas del Cordero. ¡Está su esposa engalanada,


El ángel del Señor se apareció a esta mujer y le dijo: —Mira, eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y darás a luz un hijo.


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