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Marcos 10:52 - La Palabra (versión española)

52 Jesús le dijo: —Puedes irte. Tu fe te ha sanado. Al punto recobró la vista y siguió a Jesús por el camino.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

52 Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

52 Entonces Jesús le dijo: 'Puedes irte, tu fe te ha salvado. Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

52 Y Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y lo seguía° en el camino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

52 Jesús le dijo: 'Vete; tu fe te ha salvado'. Y al momento recobró la vista y lo iba siguiendo por el camino.

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Marcos 10:52
22 Referans Kwoze  

el Señor da la vista a los ciegos, el Señor levanta a los abatidos, el Señor ama a los justos.


porque habló y todo fue hecho, él dio la orden y todo existió.


Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se destaparán.


los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio.


Llevaron entonces ante Jesús a un hombre ciego y mudo que estaba poseído por un demonio. Jesús lo sanó, de manera que el mudo comenzó a hablar y a ver.


Entonces Jesús le respondió: —¡Grande es tu fe, mujer! ¡Que se haga lo que deseas! Y su hija quedó curada en aquel mismo instante.


Más tarde se acercaron a Jesús, en el Templo, algunos ciegos y tullidos, y él los curó.


Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: —Quiero. Queda limpio. Y al instante el leproso quedó limpio.


Pero Jesús se volvió y, al verla, le dijo: —Ánimo, hija, tu fe te ha sanado. Y en aquel mismo instante la mujer recuperó la salud.


Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Al instante le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos.


Jesús le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz, libre ya de tu enfermedad.


Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad.


Pero Jesús dijo a la mujer: —Tu fe te ha salvado. Vete en paz.


y les dijo: —El que reciba en mi nombre a este niño, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado. Porque el más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.


Jamás se ha oído decir de alguien que haya dado la vista a un ciego de nacimiento.


Entonces exclamó Jesús: —Yo he venido a este mundo para hacer justicia: para dar vista a los ciegos y para privar de ella a los que se hacen la ilusión de ver.


para que les abras los ojos del entendimiento, les hagas pasar de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás a Dios. De este modo, por medio de la fe en mí, alcanzarán el perdón de los pecados y la herencia que corresponde a los que Dios ha consagrado para sí».


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