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Marcos 10:2 - La Palabra (versión española)

2 En esto se le acercaron unos fariseos y, para tenderle una trampa, le preguntaron si está permitido al marido separarse de su mujer.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta: —¿Está bien permitir que un hombre se divorcie de su esposa?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 En eso llegaron unos (fariseos que querían ponerle a prueba,) y le preguntaron: '¿Puede un marido despedir a su esposa?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y acercándose unos fariseos, le preguntaban, para tentarlo, si es lícito a un hombre repudiar a su mujer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se acercan a él también algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le preguntaban si es lícito al marido despedir a su mujer.

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Marcos 10:2
25 Referans Kwoze  

Pues el que repudia a su esposa porque ha dejado de amarla —dice el Señor, Dios de Israel— se comporta de forma violenta —dice el Señor del universo—. Así pues, cuidad vuestro espíritu y no seáis infieles.


Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Sabes que los fariseos se han sentido ofendidos al oírte?


Un grupo de fariseos y saduceos fue a ver a Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios.


En esto, se le acercaron unos fariseos que, para tenderle una trampa, le preguntaron: —¿Le está permitido al hombre separarse de su mujer por un motivo cualquiera?


y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó con intención de tenderle una trampa:


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis a la gente la entrada en el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren entrar. [


En cambio, los fariseos decían: —El propio jefe de los demonios es quien le da a este el poder para expulsarlos.


Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de Judea, situada en la otra orilla del Jordán. Allí la gente volvió a reunirse a su alrededor, y él, como tenía por costumbre, se puso de nuevo a instruirlos.


Jesús les contestó: —¿Qué os mandó Moisés?


Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios.


Jesús les recomendó: —Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes.


Entonces el Señor le dijo: —Vosotros los fariseos limpiáis la copa y la bandeja por fuera, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y maldad.


Todas estas cosas las oían los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Jesús.


Los fariseos y sus maestros de la ley se pusieron a murmurar y preguntaron a los discípulos de Jesús: —¿Cómo es que vosotros os juntáis a comer y beber con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación?


Los maestros de la ley y los fariseos, que estaban buscando un motivo para acusar a Jesús, se pusieron al acecho a ver si lo curaba, a pesar de ser sábado.


En cambio, los fariseos y los doctores de la ley, rechazaron el designio de Dios para ellos, negándose a que Juan los bautizara.


Entonces, los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión urgente del Consejo Supremo donde acordaron: —Es necesario tomar alguna medida ya que este hombre está haciendo muchas cosas sorprendentes.


Los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes terminantes de que, si alguien sabía dónde se encontraba Jesús, les informara para apresarlo.


Llegó a oídos de los fariseos lo que la gente comentaba sobre Jesús y, puestos de acuerdo con los jefes de los sacerdotes, enviaron a los guardias del Templo con orden de apresarlo.


¿Acaso alguno de nuestros jefes o de los fariseos ha creído en él?


Le plantearon la cuestión para ponerlo a prueba y encontrar así un motivo de acusación contra él. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo.


para que no pongamos a prueba la paciencia del Señor, como hicieron algunos de ellos y murieron mordidos por serpientes;


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