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Lucas 9:56 - La Palabra (versión española)

56 Y se fueron a otra aldea.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

56 Así que siguieron de largo hacia otro pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

56 Y continuaron el camino hacia otra aldea.

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La Biblia Textual 3a Edicion

56 Y se fueron a otra aldea.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

56 Y se fueron a otra aldea.

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Lucas 9:56
16 Referans Kwoze  

Guardaos, pues, de despreciar a alguno de estos pequeños, porque os aseguro que en el cielo sus ángeles están siempre en presencia de mi Padre celestial. [


Y es que el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido].


De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.


Pero yo os digo: No recurráis a la violencia contra el que os haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra.


En efecto, el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.


Pero Jesús dijo: —¡Dejadlo! ¡Basta ya! Enseguida tocó la oreja herida y la curó.


Jesús entonces decía: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Los soldados se repartieron las ropas de Jesús echándolas a suertes.


Pero Jesús, encarándose con ellos, los reprendió con severidad.


Mientras iban de camino, dijo uno a Jesús: —Estoy dispuesto a seguirte adondequiera que vayas.


El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos tengan vida, y la tengan abundante.


No seré yo quien condene al que escuche mis palabras y no haga caso de ellas, porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para salvarlo.


Pues no envió Dios a su Hijo para dictar sentencia de condenación contra el mundo, sino para que por medio de él se salve el mundo.


No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza de bien.


Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas, a saber, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero.


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