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Lucas 6:30 - La Palabra (versión española)

30 A quien te pida, dale, y a quien te quite algo tuyo, no se lo reclames.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 A todo el que te pide, dale; y al que te quite lo tuyo, no se lo reclames.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Dale a todo el que te pida; y no reclames nada de quien intenta quitarte lo tuyo.

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Lucas 6:30
29 Referans Kwoze  

Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre y alza su frente con honor.


Feliz quien atiende al desvalido, el Señor lo salvará en el día adverso.


Quien favorece al pobre presta al Señor y recibirá su recompensa.


Todo el día está el malvado codiciando, el justo da y no escatima.


El generoso será bendecido por compartir su pan con el pobre.


Reparte entre siete o entre ocho, porque no sabes qué desgracia vendrá sobre la tierra.


Conforme me he dedicado a conocer la sabiduría y a observar las tareas que se hacen en la tierra —pues ni de día ni de noche los ojos conocen el sueño—,


Esto mismo hará mi Padre celestial con aquel de vosotros que no perdone de corazón a su hermano.


Pero yo os digo: No recurráis a la violencia contra el que os haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra.


Perdónanos el mal que hacemos, como también nosotros perdonamos a quienes nos hacen mal.


Dad limosna de lo que tenéis dentro, y de ese modo todo quedará limpio en vosotros.


Vended vuestros bienes y repartid el producto entre los necesitados. Haceos así un capital que no se deteriora, riquezas inagotables en los cielos, donde no hay ladrones que entren a robar ni polilla que destruya.


Al escuchar estas palabras, Jesús le dijo: —Aún te falta algo: vende todo lo que posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego, vuelve aquí y sígueme.


Si alguno te golpea en una mejilla, ofrécele también la otra. Si alguno quiere quitarte el manto, dale hasta la túnica.


Portaos con los demás como queréis que los demás se porten con vosotros.


Dad, y Dios os dará: él llenará hasta los bordes y hará que rebose vuestra bolsa. Os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.


Os he demostrado así en todo momento que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella máxima de Jesús, el Señor: «Más dicha trae el dar que el recibir».


Ya conocéis cuál fue la generosidad de nuestro Señor Jesucristo: siendo rico como era, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.


Si alguno robaba, no robe más, sino que se esfuerce trabajando honradamente con sus propias manos para que pueda ayudar al que está necesitado.


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