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Lucas 2:10 - La Palabra (versión española)

10 Pero el ángel les dijo: —No tengáis miedo, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pero el ángel les dijo: 'No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero el ángel les dijo: ¡No temáis! pues he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero el ángel les dijo: 'No tengáis miedo. Porque mirad: os traigo una buena noticia que será de grande alegría para todo el pueblo.

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Lucas 2:10
30 Referans Kwoze  

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. ¡En ti serán benditas todas las familias de la tierra!


Súbete a un monte encumbrado, tú que traes buenas nuevas a Sion. Alza luego con fuerza tu voz, tú que traes buenas nuevas a Jerusalén. Alza tu voz sin miedo, di a las ciudades de Judá: «Aquí tenéis a vuestro Dios.


Lo he anunciado primero en Sion, he enviado un heraldo a Jerusalén.


Es muy poco que seas mi siervo para restaurar a las tribus de Jacob y reconducir al resto de Israel. Voy a hacerte luz de las naciones para que llegue mi salvación hasta el confín de la tierra.


El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios.


¡Qué grato es oír por los montes los pies del que trae buenas nuevas, que proclama la paz y el bienestar, que lanza el pregón de la victoria, que dice a Sion: «Tu Dios es rey»!


El espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones destrozados, a proclamar la libertad a los cautivos, a gritar la liberación a los prisioneros,


—No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo. Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije: —Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas.


Salta de alegría, Sion; grita jubilosa, Jerusalén, porque ya llega tu rey, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borrico, retoño de asna.


Pero enseguida Jesús se dirigió a ellos diciendo: —Tranquilizaos, soy yo. No tengáis miedo.


Jesús se acercó y les dijo: —Dios me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.


Entonces el ángel dijo a las mujeres: —No temáis. Ya sé que estáis buscando a Jesús, el que fue crucificado.


Decía: —El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el evangelio.


les dijo: —Id por todo el mundo y proclamad a todos el evangelio.


Pero el ángel le dijo: —No tengas miedo, Zacarías. Dios ha escuchado tu oración, y tu mujer Elisabet te dará un hijo, al que llamarás Juan.


El ángel le contestó: —Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios. Él me envió a hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.


Pero el ángel le dijo: —No tengas miedo, María, pues Dios te ha concedido su gracia.


En la ciudad de David os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías, el Señor.


y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados.


Más tarde, Jesús andaba recorriendo pueblos y aldeas, proclamando la buena noticia del reino de Dios. Lo acompañaban los Doce


En cuanto a nosotros, estamos aquí para anunciaros la buena nueva referente a la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados,


¿Y cómo lo van proclamar si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias!


A mí, que soy el más insignificante de todos los creyentes, se me ha concedido este privilegio: anunciar a los paganos la incalculable riqueza de Cristo


Es necesario, sin embargo, que permanezcáis sólidamente firmes e inconmovibles en la fe y que no traicionéis la esperanza contenida en el evangelio que escuchasteis y que ha sido proclamado a todas las criaturas que se encuentran bajo el cielo, y del que yo, Pablo, me he convertido en servidor.


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