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Lucas 16:22 - La Palabra (versión española)

22 Cuando el pobre murió, los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Tiempo después murió también el rico, y fue enterrado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 »Con el tiempo, el hombre pobre murió y fue llevado por los ángeles para que se sentara junto a Abraham en el banquete celestial. El hombre rico también murió y fue enterrado,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abrahán. También murió el rico, y lo sepultaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Sucedió entonces que murió el mendigo y fue° llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico y fue sepultado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Sucedió, pues, que el pobre murió, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico, y fue sepultado.

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Lucas 16:22
28 Referans Kwoze  

gozan dichosos de la vida y bajan en paz al reino de los muertos.


El malvado tropieza en su maldad, el justo halla refugio en su honradez.


Y así, he visto a malvados llevados a enterrar, y al volver del camposanto se alababa en la ciudad su conducta anterior. También esto es vana ilusión:


Los reyes de la tierra reposan con honor, cada cual en su morada.


¿Qué o a quién tienes aquí para labrarte aquí un sepulcro, excavarte en lo alto una tumba, abrirte un panteón en la roca?


Guardaos, pues, de despreciar a alguno de estos pequeños, porque os aseguro que en el cielo sus ángeles están siempre en presencia de mi Padre celestial. [


Y él enviará a sus ángeles para que a toque de trompeta convoquen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del cielo.


Y os advierto que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.


Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida?


Pero Dios le dijo: «¡Estúpido! Vas a morir esta misma noche. ¿A quién le aprovechará todo eso que has almacenado?».


Deseaba llenar su estómago con lo que caía de la mesa del rico y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.


A Dios nadie lo vio jamás; el Hijo único, que es Dios y vive en íntima unión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.


Uno de ellos, el discípulo a quien Jesús tanto quería, estaba recostado al lado de Jesús.


Pedro se volvió y vio que detrás de ellos venía el discípulo a quien Jesús tanto quería, el mismo que en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?».


¿No son todos ellos espíritus enviados con la función de servir a los que han de heredar la salvación?


Y lo mismo que los hijos comparten una misma carne y sangre, también Jesús las compartió para poder así, con su muerte, reducir a la impotencia al que tiene poder para matar, es decir, al diablo,


En efecto, del mismo modo que, al calentar el sol con toda su fuerza, se seca la hierba y cae al suelo su flor, quedando en nada toda su hermosa apariencia, así fenecerán las empresas del rico.


Cargando sobre sí nuestros pecados, los llevó hasta el madero para que nosotros muramos al pecado y vivamos con toda rectitud. Habéis sido, pues, sanados a costa de sus heridas.


Y oí una voz que decía desde el cielo: —Escribe esto: «Dichosos desde ahora los muertos que mueren en el Señor. El Espíritu mismo les asegura el descanso de sus fatigas, por cuanto sus buenas obras los acompañan».


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